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La mujer caminaba sendero abajo, llena de miedos, con una terrible sensación de escalofrío, esos que se originan cuando la angustia ha eclipsado los sentidos; ese frio que atraviesa el cuerpo hasta penetrar en el alma sin ningún tipo de compasión ni benevolencia; entorpeciendo el andar, silenciando el raciocinio y bajándole volumen al amor propio.
Cuantas veces esta mujer no se había sentido así, no era la primera vez. Sin embargo, en esta oportunidad era diferente; porque era ella la que huía; era ella la que abandonaba; era ella la que se atrevió a caminar sin pedir permiso y sin mirar atrás; alejándose rápidamente de la persona que juró amarla y cuidarla toda la vida, que descaradamente había incumplido aquella promesa.
Los días pasaban y la mujer seguía perdida en la maraña de sus pensamientos confusos, bombardeada de sentimientos encontrados que la desestabilizaba, originándole más ansiedad y angustia.
Un toque seco en la puerta principal de su casa, la sacó de sus pensamientos, oyó una voz conocida que llamaba de manera alarmante, denotando preocupación: — ¡Pamela, Pamela, mujer, ábreme la puerta! Me tienes preocupada, tengo varios días sin saber de ti —era Cristina, una buena amiga, tal vez un poco entrometida, pero su cariño era genuino— ¿Te encuentras bien? ¡Abre la puerta, por favor!
Pamela hizo un esfuerzo sobrehumano para levantarse del mueble donde tenía horas sentada y comenzar a transitar el pasillo que la conducía hasta la puerta; tuvo la sensación que estaba más largo que de costumbre; sintió que las articulaciones de sus piernas estaban trabadas; sus pies no querían andar, solo se podían arrastrar, había olvidado levantarlos.
La joven mujer sonrió para sí, en señal de desdén y de autocompasión. Al pasar por enfrente del espejo que estaba en un lado del pasillo, junto a la puerta, pudo observar a una desconocida; había envejecido en tan solo dos semanas, parecía una mujer de unos sesenta años, cuando tan solo tenía 40. Su pelo había emblanquecido, su piel se veía marchita, y hasta su postura corporal era de una persona de mayor edad.
Se quedó perpleja, sin moverse, paralizada enfrente del espejo, observándose atentamente, como si se viera por primera vez; sin embargo, la voz de Cristina que seguía del otro lado de la puerta, hizo que reaccionara.
Cristina no pudo contener las lágrimas al ver a la mujer que le abría la puerta; y pudo recordar que hacía tan solo tres semanas atrás, allí en esa misma puerta, era otra la escena; era otra mujer la que le daba la bienvenida; una que seguía luchando por un matrimonio que ya hacia un buen tiempo había perdido.
Las imágenes estaban tan frescas, tan vívidas en su memoria, que pudo recordarlas con facilidad y vivirlas nuevamente: — ¡Pamela, ¡qué hermosa te ves! —Gracias, amiga, pasa, no te quedes en la puerta, estoy esperando a Luis Daniel para ir a celebrar nuestro aniversario, ¡Imagínate ya son 15 años juntos! —Así es amiga, ya son 15 años, de verdad te mereces pasarlo bien, eres una excelente esposa y una muy buena amiga — tomándole las manos, la miro con una mezcla de lástima con ternura— yo sé, todo lo que le has aguantado a ese patán, y disculpa que te lo diga un día como hoy.
—No hables así, Luis Daniel no es tan malo como dices, lo que ocurre es que él tiene muchos traumas de su niñez, y yo no soy tan buena esposa como dices, recuerda que hoy es un día muy especial, no vale la pena estar sacando errores pasados; estoy convencida de que él va a cambiar y que nada ni nadie puede separarnos, —sin sospechar que la avalancha se acercaba rápidamente; y es que no hay peor ciego, que aquel que ve la realidad y cierra los ojos para no contemplarla.
Regresando nuevamente al presente, Cristina ve como su amiga en pocos días, se ha deteriorado, sus ojos están opacos sin ningún tipo de brillo, en su boca se dibuja una mueca en vez de la hermosa sonrisa que la caracteriza. Lo que ella no logra comprender es que Pamela lleva años deteriorada por dentro, lleva mucho tiempo sin brillo en sus ojos, con sonrisas fingidas, con un frío en el alma, viviendo un invierno día tras día, donde no brilla el sol, y el solo hecho de imaginarlo puede parecer una utopía.
Las dos mujeres ya sentadas en la sala, tratando de conversar un tema ameno, distante de la realidad que las aplasta, se esforzaron por hablar de tantas cosas. Desde el calentamiento global, luego se pasearon por la miseria y el hambre latente en algunos países de Latinoamérica, de allí la conversación saltó al último desfile de moda que se realizó en las pasarelas de Milán.
Todo este sin número de temas resultaban vacíos y discordantes y lejos de distraerlas las enfocaba nuevamente en la triste realidad que estaban viviendo. Cristina, tragando grueso y sabiendo que la amistad no es regalar los oídos, muchas veces es abrir los sentidos, se acercó a su amiga y tomándole las manos como suele hacerlo una madre con su hija, se atrevió a decirle una realidad para la que su amiga ya estaba preparada.
—Pamela, sabes que siempre he admirado tus rosas, pienso que son las más hermosas que conozco —Pamela no entendía como su amiga en un momento como el que estaba viviendo, le hablaba de rosas— ¿Qué clima necesitan ellas para darse tan bonitas?
—Las rosas florecen durante todo el año, exceptuando el invierno —responde Pamela un poco extrañada. —Me imaginé que esa era la respuesta, —sonreída Cristina, camina hacia el ventanal que daba hacia el hermoso jardín lleno de rosales de diferentes colores— ¿Sabes por qué no nacen en invierno? —sin permitir que Pamela responda, la chica lo hace rápidamente— porque el frío del invierno las pone inactivas, les quita el brillo y limita su reproducción. —Es verdad Cristina, pero si se le dan los cuidados adecuados, los rosales puede sobrevivir a las bajas temperaturas y estar lista para florecer cuando llegue la primavera —sin darse cuenta, Pamela estaba dando la solución que ella necesitaba para continuar con su vida.
—Así es Pamela, porque las rosas no florecen en invierno, pero si pueden sobrevivir al invierno —y mirando nuevamente a su amiga— tú eres como una de esas hermosas rosas, que ha vivido durante 15 años en invierno; un invierno lleno de nevadas de traiciones, con fuertes aguaceros de humillaciones, donde tu amor propio fue pisoteado y hasta tus ganas de vivir se extinguieron; sin embargo, estas aquí viva, esperando a que llegue la primavera para florecer; permíteme decirle amiga mía, que la primavera llego.
Las palabras de Cristina, hicieron eco en los oídos de Pamela… “la primavera llego”, ella sabía lo que su amiga le quería decir, ella tenía muchos años sin florecer, el invierno donde estaba sumergida la había limitado a un largo periodo de inactividad; pero ella misma con el último vestigio de un amor propio casi extinto, tuvo el valor para dejar atrás la persona que más daño le había hecho en la vida. Lo que más le dolía era que ella se lo había permitido; y es que las personas nos tratan como toleramos que lo hagan.
Esa misma tarde el sol entro a la casa de Pamela, la brisa dominguera recorrió todos los rincones de aquella casona vieja y olvidada, llenando cada espacio de esperanza, el olor a rosa se mezcló con el dulce olor a jazmín impregnado todo el jardín; mientras las mariposas revoloteaban llenándolo de color y de vida.
Pamela, nuevamente, se vio en el espejo, pero esta vez con ojos diferentes, menos escrutadores, con ojos de cariño y sonriendo, pudo ver los vestigios de una hermosa mujer que estaba dispuesta a seguir luchando, pero esta vez por ella; necesitaba encontrar el camino de vuelta a casa, de vuelta a su amor propio, a sus metas, a sus sueños; esos que había dejado a un lado por complacer a otros.
Ese día comenzaba una hermosa historia de amor con ella misma, con el único ser con el que había contado durante toda su vida, y con quien estaría hasta el final de su existencia; estaba dispuesta a florecer, había entendido que las rosas no florecen en invierno, y que a su vida había llegado la anhelada primavera.
22 respuestas a «Las rosas no florecen en invierno»
Hermosa historia. Llena de reflexión
Gracias Yarenys, me alegra que te haya gustado
Muy linda historia, admirable el valor de Pamela al no darse más tiempo de vivir ese cruel invierno.
Gracias por tu comentario Cindry, así es hay que amarse y cuidarse. Me agrada que te guste lo que escribo
Bravo por Pamela, salió victoriosa, me gusta este tipo de lectura, gracias
Gracias por tu comentario, me alegra que te haya gustado, espero sigas leyendo mis publicaciones
Hola, las flores no florecen en invierno….sabes?
Nadie debería pasar por un invierno 🥺 pero gracias a esos inviernos existe la majestuosa primavera…sentí cada palabra, sentí cada emoción…
Gracias Omayra por tu comentario, nos alegra que te haya gustado
En algún momento de la vida hemos sido Pamela y en otras Cristina pero ambas tienen un objetivo en común SER ELLAS MISMAS… no es difícil identificarse con el personaje, cada palabra fue sentida; Gracias por la lectura. ☺️
Gracias Angie por tu comentario, me contenta mucho que te haya gustado la lectura, espero sigas leyendo lo que escribo
Que hermoso, no tengo palabras para expresar lo conmovida que me sentí al leer este relato, espero que para cada mujer que esté en esta situación haya llegado la hermosa primavera, éxitos
Gracias Gaviota por tus emotivas palabras, espero sigas leyendo lo que escribo
Me encanto me gustó, me sentí identificada 😥
Me alegra mucho que te haya gustado, te invito a seguir leyendo lo que escribo
Muy linda historia, admirable el valor de Pamela al no darse más tiempo de vivir ese cruel invierno.
Me encantaría saber más de Pamela como va su vida al abrirse camino hacia la primavera 🦋
Pronto escribiré que ha sido de la vida de Pamela, gracias espero sigas leyendo lo que escribo
Muy buena historia! Que bueno que Pamela empezó una historia de amor consigo misma y que bueno que había una Cristina para ayudarla… Me gustaría seguir leyendo.
Gracias María por tus palabras. Espero sigas leyendo lo que escribo
Bravo por Pamela, en el mundo hay muchas Pamelas ojalá todas logren florecer
Gracias por comentar, esperemos que a todas las Pamelas del mundo le llegue su anhelada primavera!!
Si es verdad todas hemos sido Pamela,al tomar decisiones nada fáciles, pero que bueno es contar con Cristinas, lo suficientemente empáticas como para comprender los sentimientos de otra persona y ayudar, que linda fue Cristiana, una verdadera lección de amor . Gracias 😁😊 por ayudarme a reflexionar en lo que voy a hacer y decirle a mis Amis cuando estén en momentos duros
Que bueno María que te haya hecho reflexionar, esa es la idea, gracias por tu hermoso y emotivo comentario
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