¡Tu carrito está actualmente vacío!

El Principito por amarasleer.com
El Principito… ¿es solo para niños?
¿Qué si me gusta El Principito? ¡Me encanta! Y lo considero una de las joyas literarias de las últimas 8 décadas. Con su narrativa simple, nos enseña a ver el mundo con la maravilla y la curiosidad de un niño, recordándonos la importancia de la imaginación y la capacidad de asombro que a menudo se pierden en la vida adulta.
Erróneamente, El Principito es considerado como una novela infantil. Pero la realidad es otra, pues aborda temas profundos como el sentido de la vida, la amistad, el amor, las relaciones genuinas, el sentimiento de pérdida y la forma en cómo nos vemos y vemos a los demás. Y lo extraordinario es que lo hace con un asertivo juego de palabras, adornadas con ilustraciones, símiles y metáforas, que esconden profundas verdades de la naturaleza humana.
Con su estilo franco, realiza una crítica a la adultez, pues a medida que vamos creciendo perdemos la pureza, la capacidad de asombro, de conmovernos ante las cosas sencillas y simples, pero que son las que precisamente dan sentido a la vida. Al perder esa capacidad, nos perdemos a nosotros mismos.
Personalmente, desde la primera vez que tuve el libro en mis manos y lo devoré (cuando era una niña) me cautivó, y me sigue cautivando aún hoy, años después. Por eso, estoy tan emocionada de realizar esta reseña de una de mis novelas favoritas y compartir con ustedes las valiosas lecciones que pueden sacar de la lectura de esta joya de la literatura.
El libro parte de una premisa sencilla: los adultos nunca entienden las cosas por su cuenta y pierden de vista lo esencial, pues “solo entienden de golf, política y corbatas”. Valoran las cifras sobre lo sustancial. Por ejemplo, cuando conocen a alguien preguntan por la edad y sus ingresos, en lugar de intereses o sueños, características que hacen que una persona difiera del resto. O por ejemplo, valoran la belleza de una casa cuando conocen su valor monetario.
Un Paseo por los Planetas
En los viajes que realiza el Principito por diferentes planetas, se confirma una y otra vez la premisa anterior. Se cuestiona como a medida que crecemos, perdemos de vista que “lo esencial es invisible a los ojos”. La verdad está más allá de la superficie de las cosas y no solo se puede percibir a través de los sentidos y una mente analítica: hay que percibirlo con el corazón. (El Principito por amarasleer.com)
En el primer planeta el Principito conoce a un rey que le encantaba gobernar (aunque absurdamente no tenía súbditos). Este personaje cree que ser superior y mandar sobre otros es lo más importante, pero es precisamente esa actitud lo que lo mantiene solo. Cuando el Principito llega a su planeta, en vez de intentar conocerlo y formar una amistad (después de estar solo por tantos años), el rey lo trata como a un súbdito e intenta dictarle qué hacer desde el principio, por lo que el Principito termina por marcharse.
Lo que sucedió con ese rey nos enseña una gran verdad: una relación humana en donde uno manda y el otro solo sigue órdenes no puede haber una conexión real, pues no hay espacio para la autenticidad. La verdadera amistad se construye en la igualdad, donde ambas partes se escuchan y respetan, no imponiendo nuestra voluntad sobre la otra persona.
Al crecer y llegar a la edad adulta, algunas personas se obsesionan con el poder y el control sobre los demás. Lo triste de actuar como el rey, es que ese tipo de actitudes alejan a las personas. Quienes solo buscan poder o control suelen perderse de lo realmente valioso de la vida, como son las relaciones genuinas con los demás.
En el segundo planeta el Principito se encuentra con el vanidoso. Apenas vio al Principito creyó que era un admirador (pues los vanidosos piensan que todas las personas son sus admiradores). Al principio le pidió al Principito que aplaudiera como saludo. El Principito accede y se entretuvo aplaudiendo por un tiempo, pero pronto se aburrió, pues era lo único que hacía en esa relación. Cuando intentó cambiar de juego, el vanidoso que solo quería halagos lo ignoró, por lo que el Principito optó por marcharse de allí.
Aquellas personas adultas que están tan obsesionadas por ser admiradas, terminan alejándose de conexiones genuinas. En un mundo de redes sociales, es fácil caer en el exhibicionismo barato. Es fácil caer en el espejismo de tener más de un millón de amigos virtuales y no reales. Es fácil caer en las relaciones superficiales de “envíame un me gusta”, pero vacías y sin ninguna sustancia. Cuando el vanidoso conoce al Principito, no ve en él a un amigo potencial, sino a alguien que pueda admirarlo y pueda hacerlo sentir importante.
Esa actitud hace que pierda de vista lo verdaderamente valioso: el compartir, el escuchar y conocer al otro, y el construir relaciones fundamentadas en el conocimiento de los intereses, valores y perspectiva de la otra persona; en la admiración y el respeto mutuo e interés genuino. Esa manera de ser del vanidoso, lo lleva inevitablemente a la soledad, porque una relación auténtica requiere estar dispuesto a dar y no solo a recibir.
En el tercer planeta el Principito conoce a un personaje muy infeliz: el bebedor, un hombre rodeado de botellas, algunas vacías y otras llenas. En una breve conversación, el hombre confesó que “bebía para olvidar la vergüenza de beber”. Tras esa confesión, el hombre se encerró en silencio, dando por terminada la conversación. (El Principito por amarasleer.com)
Lo que le sucede a ese personaje nos enseña una triste realidad que viven algunas personas: aquellos que buscan huir de sus problemas con acciones que solo lo agravan. Están en un ciclo donde intentan olvidar la vergüenza haciendo lo mismo que causa esa vergüenza, lo que termina aumentando su problema inicial y hundiéndolos cada vez más. Muchas personas al crecer, intentan evadir sus problemas con malas soluciones o vicios, que solo acaba amplificando sus males. Esos hábitos destructivos nos alejan de otras personas, y por lo tanto, se vuelve más difícil resolver el problema inicial. Cuando llega el Principito, el bebedor podría compartir lo que vive o pedir ayuda, pero no lo hace, solo queda en silencio.
La idea es que huir o ignorar lo que nos causa malestar no lo soluciona, sino que puede empeorarlo. Lo más sano, es decidir enfrentarlo de verdad. Pero no lo podemos hacer solos, debemos pedir y aceptar la ayuda de otros, quizás de profesionales en la materia. Cuando uno se cierra y se resigna a sus vicios resulta muy difícil conectar con otros y encontrar buenas soluciones. Solo pueden ayudarte si te abres con otros. (El Principito por amarasleer.com)
Lo que le sucede al bebedor, también debería motivarnos a ser más empáticos. Recordemos que algunas personas sienten vergüenza por ciertas conductas que tienen y por eso se cierran a compartirlas con otros, por temor a ser juzgadas. Aprendamos a no juzgar a priori, sin conocer a fondo las luchas de otros.
En el cuarto planeta el Principito conoce al extravagante hombre de negocios, un personaje verdaderamente absurdo. Concentrado en contar estrellas, no se tomó la molestia de responder al saludo del Principito, quién saluda con respeto al hombre que lo ignora. El hombre estaba más interesado en sus cálculos, interesado en poder comprar más estrellas de las que tenía registradas. A lo único que se dedicaba era contar las estrellas, escribir el número en un papel y guardar ese papel en un banco para decir que le pertenecían.
Para él, solo cuenta tener más y más, sin importar realmente qué posee y si el hecho de poseerlo sirve para otros. El Principito veía sin sentido que un hombre de negocios afirmara poseer estrellas sin beneficiarlas en nada, pues para el Principito, lo valioso es hacer cosas por otros, hacer cosas que beneficien a otros, no solo acumular por acumular, así como el Principito cuidaba de su flor que le pertenecía.
El caso del hombre de negocios muestra como la obsesión por acumular riquezas y posesiones pueden alejarnos de lo realmente importante, de cosas simples pero hermosas de la vida como disfrutar del presente, una hermosa puesta de sol, la calidez de un abrazo, una sonrisa que conecta al corazón y el compartir cosas con otros. Al obsesionarnos con el tener, terminamos por perder. Perdemos todo lo hermoso del presente, del día a día, de la conexión con otros y con la conexión con nuestro entorno, quedándonos solos e infelices.
Hasta aquí realizamos un paseo por los cuatro planetas que vistió nuestro Príncipe. En una segunda entrega pasearemos por los otros planetas y extraeremos valiosas lecciones. ¡Acompáñanos!… Lee, vive, sueña con amarasleer.com
( (El Principito por amarasleer.com)
(El Principito por amarasleer.com)
8 respuestas a «Reseña y Reflexiones: El Principito de Antoine de Saint-Exupéry (Parte 1)»
Hermoso..! Para los niños de ayer que hoy somos adultos, es entender que no todo es trabajo , factura, y demás. Es amigos, familia, amor; naturaleza… Es tomando sus palabras “no perder la capacidad de asombro.”😊🌷
¡Así es!😊❤
Que lindo es ver cada lección práctica! Todos debemos aprender del Principito y centrarnos en pequeños detalles como el amor, la familia, ser amigos y mostrar interés en los demás no solo en nosotros. Gracias por compartirlo.
¡Me encantó las reflexiones de este relato!
¡Buenísimas!
Espero la segunda entrega.¡Gracias por leer estas reflexiones por amarasleer.com! Pronto la segunda entrega.
Impresionantes lecciones, me encantan!🙃 Espero la segunda entrega.
¡Gracias por leernos! Muy pronto publicaremos la segunda parte de esta reseña. Además, estaremos publicando muchos artículos de interés y varias actualizaciones de nuestras series. Mantente atento de todo lo que este sitio traerá para ti😊
¡Gracias a todos por sus comentarios! Realmente disfruté escribiendo esta reseña pues es una de mis obras literarias favoritas
Deja una respuesta