¡Tu carrito está actualmente vacío!

Series online sin descargar amarasleer.com
El infame Estévez
¿Se puedecreer en los hombres? Sí. ¿Se puede creer en ellos para una relación duradera? No. Era el firme razonamiento de Estévez. Esa manera de pensar, aunado a una de sus máximas promovidas: vivir cada día como si fuera el último, lo llevó a la búsqueda constante del disfrute hasta rozar tendencias hedonistas. Por eso, necesitaba reafirmarse seduciendo sistemáticamente; en su apego evitativo, no valoraba ni respetaba las expresiones emocionales propias o ajenas.
Sin embargo, lo peor de todo, es que deseaba que los integrantes de su club de amigos fueran igual a él. En especial, no toleraba la fidelidad y devoción que Luisan profesaba a Anette, ni la buena relación que había entre ellos como pareja. Reconocía que existía buena conexión y química entre los dos, pero era justo lo que lo enfermaba. ¿Cómo podría su amigo un tipo que no necesitaba nada, depender tanto de una mujer? Para él, su mayor logro sería demostrar que en Luisan, también se cumplía su premisa de que un hombre no puede tener una relación duradera.
Al principio sus esfuerzos fueron infructíferos, pero como era malintencionado, mientras menos lo conseguía, más obstinado se volvía, hasta que poco a poco fue seduciendo a su amigo entre viajes y reuniones, clubes y eventos sociales aprovechando que Anette no podía estar presente. Definitivamente, el valor que el entorno le da a la fidelidad, traza las líneas morales del involucrado.
—¡Deja ese teléfono Luisan, no me digas que tienes que reportarte! -le dijo Estévez a Luisan en son de queja
—¿Y si no lo haces que pasará? -le preguntó otro en tono burlón
—Pues vendrá hasta acá con la correa -respondió Estévez en tono desdeñoso
—¡Me imagino el espectáculo! -agregó otro del grupo, y todos comenzaron a reír
—En serio amigo, con tantas bellezas aquí. Mira aquella -le señaló Estévez con un codazo- dime si no es una preciosura, y, además, me dijo personalmente que está loca por ti
Esa fue la primera vez que le presentó Estévez a Zoira. Desde un principio había querido que él se fijara en ella, por eso había tratado de coincidir con ella en los mismos eventos. Pero cuando se enteró de que ella estaba derretida por Luisan, vio en ello una oportunidad de oro.
Después de que se conocieron, fueron coincidiendo en más eventos y ocasiones. Pero no conforme con ello, Estévez buscó la manera de que Zoira no solo trabajara con ellos, sino que llegara a ser accionista de la empresa. El problema radicaba en el hecho de que no había acciones disponibles. El 45% eran suyas, el 35% de Luisan y el 20% restantes pertenecían… pertenecían a su némesis Anette. Sabía que ella nunca cedería sus acciones y Estévez tampoco estaba dispuesto a vender parte de las suyas.
Fue pasando algunos meses hasta que sorprendentemente le llegó una propuesta que jamás pensó ni en sus mejores sueños se daría.
—Me has solicitado varias veces que venda mis acciones ¿por qué?
—La razón es simple: es mejor que personas que estamos en el mismo equipo de trabajo y expertos en esa área formemos parte de la Junta de Socios. Ciertamente ha sido significativo tu aporte, pero la empresa está en sus mejores momentos de crecimiento. Necesitamos conexiones más fuertes y poderosas. Y ese socio nos puede conducir hacia esos objetivos.
Estévez trataba de ser lo más cordial posible, pues sabía lo astuta e intuitiva que era Anette, y su impresionante capacidad de leer las personas. Por eso, ellos dos nunca habían congeniado. No era simplemente por esa discordia que tuvieron en sus días universitarios. Ya eso eran aguas pasadas. Se trataba del hecho de que “ella sabe que él sabe que ella está al tanto”. Y aunque parece un trabalenguas, pero era así. Sabía que con ella había que andar con cuidado, como si uno caminara sobre cristales. (Series online sin descargar amarasleer.com)
Por eso, cuando ella le contestó de que escucharía su propuesta, enseguida hizo los preparativos. Canceló otras reuniones que tenía para la tarde y la citó, no a su oficina, sino al mejor café de la ciudad, convencido de que un ambiente agradable ayudaría a una conversación fluida y exitosa.
—¿Y Luisan ya lo sabe?
—Sí, él opina lo mismo, aunque tú sabes que él valora mucho tu opinión. Pero le he explicado las bondades de despegar, extender nuestras alas hacia otros mercados, dejar de ser una simple empresa familiar.
—¿Y cuáles son los términos?
—Aquí están. Está todo especificado en este documento
Anette arqueó la ceja derecha y preguntó con asombro:
—¿Ya tenías todo redactado?
—¡Ejem! recuerda que llevamos meses tratando de convencerte
—En realidad tú eres el que llevas meses tratando
—Bueno… sí… lo cierto es que todo está bien especificado, no hay trampas, todo está redactado de una manera clara, léelo con toda tranquilidad
—Eso es lo que estoy haciendo, pero si dejas de hablar, podré hacerlo mejor
Estévez le dio una sonrisa forzada. Debía aguantar solo un poquito más si quería lograr su objetivo. Estaba tan cerca de conseguirlo, así que no podía permitir que una imprudencia lo echara todo a perder. Después sería más fácil corromper a Luisan y separarla de Anette. Una vez que Zoira trabajara con ellos, todo resultaría más fácil.
Mientras él pensaba eso, Anette tenía su propia tertulia interna al mismo tiempo que le echaba un vistazo al documento.
—“He descubierto que tienes una empresa paralela y presiento que estás desviando los fondos hacia ella. Pero todavía no tengo las pruebas contundentes, y aunque se lo he insinuado a Luisan, él no me cree. Mientras consigo las pruebas de la doble contabilidad que tus administradores llevan, quizás sea tarde. Por eso voy a vender mis acciones, para salvar una parte cuando todo quizás se venga abajo. Esas acciones ya tengo cómo invertirlos y hacer que aumenten. Pero también sacaré de ti parte de las ganancias que has absorbido del esfuerzo de mi esposo”.
—Bien, ya lo leí. Me parece todo bien, excepto un detalle
—¿Qué detalle?
—El precio de las acciones
—¿A qué te refieres?
Anette sin responder, abrió lentamente su bolso y sacó un bolígrafo. Luego, con la misma calma y gracilidad que la caracterizaba, escribió en el documento una cifra mientras cruzaba las piernas. Luego con una amable sonrisa, le extendió la carpeta a Estévez.
Él extendió el brazo con una premonición. Es que dos maliciosos (en aspectos diferentes) se reconocen. Uno se veía en el los ojos del otro. Abrió la carpeta y buscó directamente la parte de la cifra; su globo ocular casi sale de su cavidad.
—Esta cifra es exagerada. No es el precio de las acciones
—Pero es el precio de mis acciones. Yo no deseo ni tengo ningún interés en venderlas. Si te urge tanto que las venda, entonces es el precio definitivo que acepto por ellas. O lo tomas o lo dejas
Estévez la miraba consternado. Sabía que ella no era una mansa paloma, todo lo contrario, era una tigra. Pero cada vez que trataba con ella perdía su capacidad de asombro, pues superaba sus expectativas.
—Es mucho más que el precio que ofrecimos por tus acciones. La persona que hará la compra no aceptará un precio tan elevado
Anette alzó los hombros con indiferencia y se levantó de la silla
—Espera, espera… yo…
Estévez la detuvo y lo pensó por unos minutos. Era un hombre ávaro, pero necesitaba librarse de esa mujer. Para que todo saliera de acuerdo al plan, tenía que primero sacarla de la empresa, para luego sacarla de la vida de Luisan. Así que estaba dispuesto a pagar el precio.
—Yo pondré la diferencia, pues ni Luisan ni la otra persona estarán dispuestos a pagar el valor que estableciste
Anette sonrió, sabía que eso sucedería
—Bien entonces. Mañana irá mi abogado a tu oficina para el documento definitivo. Cuando transfieras la cantidad exacta en su presencia y confirme que he recibido el dinero, entonces firmará como mi representante
—¿Qué? ¿Ya tienes un abogado?
—Fue un placer hacer negocio contigo Estévez Miller
Y acto seguido se fue, dejando a Estévez aún sin digerir lo que acababa de pasar. Si quería salir de ella, tendría que desembolsar una buena cantidad del dinero que había amasado.
—¡Esa despreciable mujer! ¡Te haré pagar por ello!
Continuara…
Eidly Liz
Nota sobre la imagen: Es la imagen de Estévez Miller. ¿Deseas conocer el rostro de Luisan Kristoff? Pues no dejes de leer las próximas entregas. Por cierto, ya faltan 3 capítulos para finalizar. ¿Qué crees que pasará? Cuéntanos. ¡Exprésate! Tu opinión es importante
(Series online sin descargar amarasleer.com)
(Series online sin descargar amarasleer.com)
Deja una respuesta