Parte 2: Los infieles deben morir… y sus secuaces también


Serie Infieles amarasleer.com

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Nubarrones Oscuros

“A veces me pregunto: ¿Qué pasa por la mente de los infieles? ¿De verdad quieren dañar el  corazón de sus víctimas?”

 

Al día siguiente, los titulares de los principales periódicos reseñaron lo sucedido, ni que decir de las revistas de chismes, farándulas y redes sociales: sacaron una jugosa ventaja con comentarios, opiniones, imágenes y videos; todos deseaban sacar una buena tajada económica de la situación y pescar en río revuelto.

—¿Cómo controlamos esto? –gritó Estévez furioso al jefe de Relaciones Públicas.

—Con la velocidad de propagación del mensaje mediático, ya  es imposible. Una gran cantidad de videos se han filtrado.

—Esto es un desastre, un verdadero desastre –dijo mientras se inclinaba sobre el espaldar de su silla ejecutiva- Todos los inversores se están retirando porque la reputación de  la compañía está por el suelo. Y nuestro ingenioso vice-presidente, ¿qué hará al respecto?

—Introduzco nuestros productos en el mercado, no me corresponde convencer a los inversores, eso te corresponde a ti– contestó con indiferencia mientras seguía jugando con su dedo anular, indicativo de que estaba preocupado.

—¡Ja, bastardo! ¿Crees que es fácil limpiar tu desastre? Toda nuestra campaña publicitaria se basa en los valores familiares ¿entiendes eso? Y ¡voilà! El casanova en acción la embarra.

—Sé mejor que tú las bases de nuestra campaña publicitaria. Y no tienes moral para criticar mi conducta.

—¿Qué no tengo moral?

—Sí, soy un casanova, entonces ¿y tú? ¿No tienes un harem?

—He sido discreto en cada una de mis aventuras, además soy soltero. En cambio tú, eres un hombre casado,  eres la mejor figura que encarna los valores que pregonamos, y ahora mira lo que está sucediendo.

—¿Acaso no fue por ti que estoy metido en esto?

—No te puse una pistola en la cabeza ¿cierto? Entiendo que tu esposa sea un pan sin sal, pero no es razón para llevar a la empresa al suicidio.

—No estoy de humor para sermones. Lo único que deseo, es que mi esposa no se entere de lo sucedido.

—¿Y cómo crees que sucederá ese milagro? Tendría que vivir en otro planeta, pues las noticias están dando vueltas al mundo.

—Necesito comunicarme con ella, voy a realizar una llamada. Saldré un momento.

—¿Qué? ¿Es lo que verdaderamente te importa en estos momentos, tu esposa, sabiendo que nos avecinamos a una turbulencia mayor? Pfff! ¿Por qué te preocupas por una idiota como ella?

—Van dos

—¿Dos qué?

—Van dos veces: primero la llamaste pan sin sal y ahora idiota. No toleraré un tercer insulto hacia ella.

—¡Pero eres verdaderamente increíble! Si tanto te importa ella, entonces ¿por qué hiciste lo que hiciste en primer lugar? En estos momentos tenemos que pensar en la empresa, no en el espantapájaros que te espera en casa.

—¡Me dan ganas de golpearte!

—¿Por qué no lo haces? Si eres suficiente hombre, ¡hazlo!

Y se fueron a los golpes en medio  de una discusión acalorada ante los incrédulos ojos del Jefe de Relaciones Públicas, quien se estaba arrancando los cabellos al darse cuenta que dos hombres aparentemente admirables, al final resultaron ser cáscaras vacías en un barco que se estaba hundiendo, sin ningún capitán que asumiera la rienda.

Por otro lado, Zoira estaba soportando el enfado de su padre. Aproximadamente un año atrás, había convencido a su padre invertir una importante suma en NK Technologies, con la esperanza de tener un acercamiento al amigo de Estévez. En vista de que era la niña de papá y la compañía era prometedora, su padre accedió. Pero de la noche a la mañana, todo dio un vuelco. Justo ahora, esa cuantiosa inversión se podría perder en un abrir y cerrar de ojos, y además, su hija había perdido su rostro en el mundo social. ¿Cómo podría él dar la cara a sus camaradas  cuando se reunieran para tomarse unos tragos sabiendo que su hija podía ser objeto de todo tipo de comentarios lascivos?                                                                            (Serie Infieles amarasleer.com)

En el momento que Zoira estaba enfrentando el enfado de su padre, en una humilde casa familiar, una chica estaba sentada cabizbaja en el banco de los acusados, mientras era el foco de miradas de familiares y vecinos curiosos que habían acudido a ver el espectáculo.

Su abuela no paraba de caminar de un lado a otro, mientras le gritaba.

—Se acabó, para esa empresa no vuelves más. Así no te paguen el último mes. ¡No pondrás un pie allá, ni saldrás de esta casa! Aunque nos muramos de hambre, pero moriremos con dignidad. Jamás pensé que serías capaz de causarme una vergüenza igual. ¡Todo el honor de la familia se ha visto empañada! ¿Estás satisfecha? ¿Para eso te eduqué? ¿Para ser una mujerzuela? –le preguntó su abuela abofeteándola con el periódico.

—¡No tiene decencia! –le susurró una vecina a otra- ¡Ja! La gran Emily que se pavoneaba como si fuera mejor que todas las otras chicas del barrio por trabajar en una gran empresa, tener un trabajo decente y un cargo importante.

—Lo más seguro es que todo fue debido a…–dijo otra vecina entre risitas

Al escuchar los sarcásticos comentarios, la abuela de Emily se encendió aún más.

—¿Te acostaste con él? –vociferó la anciana halando el cabello de la chica

—¡No abuela! ¡Realmente no! –respondió con las lágrimas ya asomándose. Esto fue solo en esa ocasión, y fue un error de juicio, realmente…

No terminó de hablar, pues fue interrumpida por la cachetada que recibió.

—¿En qué momento te volviste tan descarada? ¿En qué fallé? Al morir tus padres te tomé como mi niña, por ser la hija de mi amada Luci. Te cuidé lo mejor que pude, te di un techo, un hogar y estudios dentro de mis posibilidades. Trabajé duro lavando ropa ajena para poder criarte y no te fueras a la cama sin comer. Y ¿así es como me pagas?

—Abuela, en realidad fue solo un error; ese único error… ¡abuela!

La abuela se había desplomado en el piso  por una subida de tensión.

En otro lugar, en un edificio de clase media, había un apartamento en penumbra. Al igual que Emily quién no se había atrevido  ir a trabajar, Roxana, la modelo que hizo la publicidad, se encerró en su apartamento. Su agente le había aconsejado mantenerse por un buen tiempo bajo perfil hasta que las aguas se calmaran, a fin de no dañar más su imagen. Sin embargo, él le indicó que incluso tomando esas medidas, no le tendría buenas noticias en un corto tiempo, pues debían evaluar primero las opiniones del público antes de llamarla para nuevos proyectos.

Roxana sabía muy bien lo que eso significaba para una modelo emergente  que aún no era famosa: ser vedada por un tiempo significaba la muerte como modelo, pues pronto quedará en el olvido.

No muy lejos de allí, una mujer miraba las escandalosas noticias con indiferencia, y evaluaba concienzudamente los siguientes pasos que daría, a fin de calmar el dolor, amargura e humillación que había envuelto su corazón por meses. Su humillación prolongada requería una satisfacción prolongada. Usando métodos detallados, les daría una lección a Luisan, Estévez y sus secuaces, especialmente Roxana.

— “Solo tus lágrimas de remordimiento Luisan, los lamentos de tus amigas al no conseguir lo que quieren y el hundimiento de tu amigo Estévez me darán consuelo”.

Continuará…

Eidly Liz

 

(Serie Infieles amarasleer.com)

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2 respuestas a «Parte 2: Los infieles deben morir… y sus secuaces también»

  1. Avatar de María de Moreno
    María de Moreno

    Desde un principio me imaginé que era ella, sí, conociendo la mente torcida de una mujer desilusionada y humillada, además de vil mente engañada, es mucho lo que puede hacer…
    Me gustó la descripción de cada uno de los personajes implicados y sus reacciones ante el debacle, espero con ansias el desenlace.
    ¡¡¡¡20 puntos!!!!

    1. Avatar de Eidly
      Eidly

      Sí, no hay peor cosa que el corazón de una mujer herida y las heridas del corazón son las que más cuestan en sanar

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