Capítulo II: ¿Y si mi corazón sangra…?

Capítulo II: Fragmentos de un Pasado

 

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(Días previos al Encuentro…)

—¡Amiga cuéntamelo todo! Apenas te dejo sola por  una semana y tienes todo tu mundo de cabeza; sentémonos aquí en esta cafetería y ordenemos algo mientras me relatas todo, sin omitir ningún detalle.

Las dos amigas se sentaron y ordenaron 2 piadinas y 2 cafés. Ya era más de mediodía en Montegiardino, la ciudad natal de Laly. Ella había nacido y crecido en este pintoresco pueblo que a menudo se describe como el más hermoso de todo San Marino. Su nombre le hace honor al color verde de su territorio, a sus colinas y montañas que si bien es cierto es una de las subdivisiones más modestas del  país (con apenas 3,31 km² y una pequeña población) no dejaba de ser encantador debido a su  ambiente relajado e intelectual propio de los pueblos universitarios, pues allí se encuentra una sede de la famosa Universidad de la República de San Marino, universidad donde estudió Laly. Allí conoció a Lía, estudiaron juntas Educación y desde allí se hicieron amigas inseparables, de hecho, en realidad, es la única amiga que tiene Laly.                 

—Bien, te cuento –empezó Laly a relatar– ¿recuerdas a mi abuelo Gian Marco?

—¡Sí claro! Él ha sido como un abuelo para ti desde que eras una niña.

—Ese mismo. Mi familia y su familia, específicamente el abuelo, la abuela Carmina quien murió hace dos años y a quien yo quería como si fuera mi abuela de sangre –hizo una pausa y suspiró con un poco de nostalgia al evocar hermosos recuerdos del pasado– el señor Adriano y Flavio visitaban a mi familia con frecuencia. Y es que Adriano y papá eran muy buenos amigos. Así que Flavio y yo… pues…

—¿Tu primer amor? –preguntó Lía con una sonrisa pícara.

Laly carraspeó un poco y desvió la mirada de los ojos de su amiga para poder continuar con su relato, pero sin poder evitar sentir como el calor se le acumulaba en los cachetes.

—¿Laly te sonrojaste! ¡¿En serio que te sigue gustando ese chico?! Bueno, ya es un hombre, pero imagino que como fueron novios en el pasado…

—¡No hay nada de eso! ¡No éramos novios, sólo buenos amigos! Éramos unos niños que paseábamos juntos y conversábamos cada vez que su familia y él nos visitaban los fines de semana.                                              (Blog de Lectura romántica amarasleer.com)

—¡Sí claro! Y te escribió una hermosa carta de amor antes de irse al extranjero; ¡Pss! sólo amigos.

—Bueno, reconozco que de niña quedé prendada de él y así fui creciendo  con la ilusión de que era mi príncipe, ya sabes, esas ilusiones infantiles, pero nunca pensé que él albergaba los mismos sentimientos. Tampoco sabía lo  importante que yo era en su vida hasta que me dio esa carta justo antes de partir a Estados Unidos.                      (Blog de Lectura romántica amarasleer.com)

—¡Y vaya que declaración de amor más linda y romántica, expresando los sentimientos más puros! ¡jAh! –Lía suspiró- me encantó cuando la leí. Nada que ver con las declaraciones de los patanes actuales de malos modales y malos gustos que ven a uno como un simple pedazo de carne. Por eso creo que aún estamos solteras amiga, quedamos ancladas en la época de los príncipes. Pero continúa, ya no interrumpo, así que tu príncipe regresó a San Marino y te pidió casarte con él tras 17 años separados… ¡Qué emoción Laly! ¡Te envidio amiga!

—Bueno, no exactamente.

—¿Cómo que no exactamente? No me dijiste por teléfono que su abuelo Gian Marco te visitó hace dos días y te dijo que su nieto se casará contigo.

—Sí, eso fue lo que me propuso el abuelo, pero técnicamente no es una propuesta de Flavio. Él aún no lo sabe, aunque creo que quizás en estos momentos…

—Un momento… me perdí –dijo Lía mientras se atragantaba con el piadina que el mesero había traído– ¿Quieres hacer el favor de explicarte mejor?

—Es una larga historia. A ver… ¿por dónde empiezo? Sucedieron muchas cosas terribles en la familia después que Adriano, su esposa Isabella y Flavio se fueran a los Estados Unidos. A los pocos meses de llegar, murió el señor Adriano, como te había comentado en una ocasión… eso fue devastador para todos. Papá sintió algo de culpa, era su mejor amigo y pues… él presentía antes del viaje que algo no andaba bien con Adriano, y por eso, siempre se lamenta por no haber insistido en hablar un poco más la  madrugada que él llamó. Mi papá preguntó si algo pasaba pero él respondió que no, que solo quería saludar y que llamaría después… pero esa llamada nunca llegó, por lo menos no de él. La llamada que recibimos posteriormente fue para decirnos que lo consiguieron muerto, no recuerdo bien si fue en su habitación o despacho, de un infarto.

—¡Qué terrible! Sí, recuerdo que me comentaste sobre ese suceso. Pero… ¿estaba solo en casa? ¿Y su esposa? ¿No estaba nadie que le prestara ayuda?

—Flavio no se encontraba en casa, la señora Isabella sí estaba, pero al parecer dormían en habitaciones separadas, y la noche del suceso, ella se hallaba en otra habitación y no se enteró hasta el día siguiente. ¿Sabes Lía? Ella siempre fue muy… rara, si es que se puede decir de alguna manera. Ella compartió poco con nosotros, casi nunca nos visitaba, aunque el resto de la familia lo hacía con frecuencia; solo lo llegó a hacer en dos o tres oportunidades y en esas ocasiones se veía realmente incómoda con nosotros.

Pero eso sí, ella era del tipo de mujer que llamaba mucho la atención, era hermosa, muy hermosa, del tipo de persona que tú identificas inmediatamente como modelo de revista: ojos azul oscuro, rubia, esbelta, cuerpo escultural, como una princesa sacada de los cuentos de hadas, pero sin la bondad de las princesas, pues era altiva y emanaba un aire frío que congelaba todo lo que estaba a su alrededor. Y esa frialdad se acentuaba especialmente con el señor Adriano. Yo era una niña, pero lo recuerdo bien.                    (Blog de Lectura romántica amarasleer.com) 

—Así que era una especie de Reina de Las Nieves

—¡Ja, ja! ¡Qué ocurrente!

—¿Será que el señor Adriano y ella tenían problemas en  su matrimonio? ¡Y aquí estoy con mi fértil imaginación que echó a volar!

—De verdad no sé amiga. Pero el señor Adriano era muy diferente: era noble, cariñoso, siempre con una hermosa y cálida sonrisa para regalar. Si ella era luz de luna, él era luz solar. A él le encantaba estar y compartir con su familia y amigos; además, según lo que me cuenta papá era muy buen amigo, siempre dispuesto a ayudar a los demás. Su pérdida fue terrible para todos… devastador para sus padres… el único hijo… muy lamentable… aunque yo era una niña lloré muchísimo su muerte.

—¡Imagino lo terrible que fue para tu príncipe!

—Sí, terrible. ¿Sabes? Él permaneció un mes sin hablar después de la muerte de su padre. Sólo tenía 15 años… era muy apegado a su papá… ¡muchísimo!

—¿Por qué se irían a los Estados Unidos? ¿No habrá motivos ocultos que se esconde tras ese viaje?

—Hum, no lo sé, papá siempre me cuenta que fue un viaje repentino. Súbitamente y sin preparación, Adriano avisó que él y su familia se marchaban para los Estados Unidos y se fueron. Los padres de Adriano nunca estuvieron de acuerdo pues no había un  motivo aparente para irse, pero… en fin, ya lo que pasó, pasó.

—¿Pero tú, seguiste en contacto con tu príncipe?

—Sí, los primeros meses por correo y una que otra llamada de su parte, pero la muerte de su papá lo cambió todo. Como te dije, permaneció un mes sin hablar. Estuvo en terapia, pero no avanzó mucho, y después vino lo peor…

—¿Lo peor? –preguntó Lía cada vez más intrigada.

—Sufrió un accidente. Para ese momento ya sus abuelos estaban en Estados Unidos, pues ellos viajaron al día siguiente del fallecimiento de su hijo.

—¿Y? Cuente… ¡no te detengas!

—A Flavio lo atropelló un carro y fue gravemente lastimado; permaneció en cuidados intensivos dos meses, luchando por su vida. Logró despertar, pero sin memoria de su pasado.

—¿Es decir se le reseteó el disco duro?

—Totalmente. El abuelo que nos mantenía informados de toda esa seguidilla de tragedias, nos explicó que debido a esos dos acontecimientos de impacto, la muerte de su padre y el accidente, Flavio quedó muy afectado emocionalmente y por lo tanto, la recomendación de los especialistas era dejar que su cerebro evolucionara por sí mismo, sin forzarlo a recordar; que fuera recuperando sus recuerdos poco a poco. Que estuviera en terapias hasta ver cómo se desenvolvía su cerebro. Por eso, el abuelo me pidió que suspendiera todo contacto con él para no estimularlo, y  por consideración lo hice.

— ¿Y a partir de allí perdieron contacto? ¿Y aún no ha recuperado la memoria?

—Nadie sabe a ciencia cierta

—¿Cómo que nadie sabe? ¡Cada vez me dices unas cosas más extrañas!

—Es que después del accidente, cuando se le dio de alta en el hospital, no quiso quedarse con su madre ni regresar con los abuelos. Insistió en inscribirse en un prestigioso colegio lejos de casa, que era una especie de internado; así hizo su vida distanciado de su familia.

—¿Y sus abuelos que hicieron?

—No estaban de acuerdo, pero poco podían hacer, él había tomado su decisión y su mamá dio el permiso, firmó la solicitud de admisión, alegando que quería lo mejor para su hijo. Los abuelos regresaron muy tristes a San Marino… un infortunio tras otro.

—¿Y no mantuvieron contacto con su nieto?

—Las pocas que él permitía. Atendía pocas llamadas; el abuelo nos llegó a comentar que sus respuestas eran siempre monosílabas, frías, distantes y evasivas y la relación con su mamá fue peor. Nunca más le atendió una llamada y los días que tenía libre o de vacaciones prefería pasarlo en otros lugares con sus amigos pero jamás volvió a casa. Me imaginó que tal vez, sentía rechazo por la casa donde murió su padre, aunque posteriormente su mamá se mudó de lugar, pero incluso así, nunca la visitó.

—No sé tú, pero tengo la sensación de que hay algo oculto, un velo de misterio, algo no muy claro en toda esta historia. Por ejemplo, ¿por qué cambió tanto con su mamá?

—No sé, quizás la culpa a ella, de alguna manera,  pero…  lo cierto es que nunca ha llorado la muerte de su papá.

—¿Nunca?

—Al menos no en presencia de su madre o de sus abuelos. El abuelo me dijo que tras el accidente, fue como si se enemistara con su pasado y de forma inconsciente siente un rechazo hacia todos los involucrados. Desde el momento que abrió los ojos en el hospital, emergió otro Flavio. Recuerdo que una vez Carmina me dijo entre lágrimas: “es como si me hubieran cambiado a mi nieto”. Y, debido a ese distanciamiento, nadie sabe a ciencia cierta cuánto recuerda de su pasado; como se distanció emocionalmente, sigue siendo un misterio hasta qué grado ha recuperado su  memoria.

—Esto se pone cada vez más interesante –dijo Lía acariciando su barbilla- yo con toda esta información puedo escribir una novela; sí, creo que voy a escribir mi primera novela, ya verás. ¿Y qué pasó con la mamá de Flavio? ¿Se quedó en Estados Unidos? ¿Flavio sigue sin estar en contacto con su madre?

—Murió

—¿Qué? ¿Eso sí que no me lo habías dicho? ¿Cuándo pasó?

—Bueno, no inmediatamente.

—Después de la muerte de Adriano, ella hizo borrón y cuenta nueva. A los pocos meses de la muerte de Adriano, de Flavio irse al internado y de los abuelos regresar a San Marino volvió a casarse, y dos años después, perdió la vida en un accidente.

—¿A los pocos meses volvió a casarse? ¡Obviamente esa mujer tenía un amante y mató a su esposo, y a su hijo lo despachó lejos para no interferir en sus planes! ¡Con razón Flavio se desconectó de ella!

—¡Lía! –Laly la miró con los brazos cruzados- sé que tienes mente de escritora, pero ¡basta! Al señor Adriano lo encontraron muerto, aparentemente de un infarto, y fue Flavio que insistió en irse al internado.

—¿Y qué? ¡Pudo haber sido provocado y luego arregló la escena del crimen con la ayuda de su amante! Aquí hay gato encerrado amiga y debes descubrirlo.

—En realidad, muchas cosas no están claras, pero qué podemos hacer. Por ejemplo, eso de casarse al poco tiempo de la muerte de su esposo y además,  tener un encargo tan rápido.

—¿Encargo?

—Finalizando ese siniestro año, dio a luz a Lorenzo. El abuelo me dijo que el nacimiento de ese niño fue lo que selló la ruptura emocional de Flavio con la familia. Me dijo que nunca aceptó a Lorenzo, aunque la señora Isabella afirmara que era hijo de Adriano,  pero… las dudas están presentes debido a lo apresurado del segundo matrimonio.

Lo cierto es que Lorenzo nació y vivió con su madre hasta los 2  años y, después, ella y su nuevo esposo sufrieron un trágico accidente: el carro en la que estaban perdió los frenos, se precipitó por un voladero y explotó. Murieron en el acto. ¡Menos mal que Lorenzo estaba en la guardería! El abuelo nuevamente viajó a los Estados Unidos, buscó a Lorenzo y lo trajo a San Marino. Lorenzo se terminó de criar con los abuelos. Pero Flavio nunca quiso regresar a su país. A partir de allí, se desligó totalmente de la familia.

—¡Me has dejado sin palabras! ¿Y se fue la Reina de las Nieves con el secreto a la tumba sin manera de descubrir la verdad? ¡Hum!… y en todo esto ¿cómo encajas tú amiga, es decir, el tema de la boda? ¿Cómo es la historia de tu matrimonio con Flavio?

—Cierto –musitó Laly- ¿cómo encajaré dentro de esos fragmentos del pasado?

 

Eidly Liz

 

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