Capítulo XVIII: ¿Y si mi corazón sangra…?


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Capítulo XVIII: Las Mil y unas Noches

(Parte III: Continuación…)

 

Horas antes…

Beatrice se acercó a Ámber para decirle que los recién casados ya se marchaban.

—¿La feliz pareja ya se marcha? ¡Pensar que pasarán su primera noche juntos y yo sin poder hacer nada! Aunque me tranquiliza saber que Flavio no es un hombre que entregue su corazón. Si yo no lo pude lograr, no creo que esa tonta lo logre.

—No se preocupe por eso señorita, ellos no pasarán la noche juntos

—¿Y cómo sabes eso?

—Porque el señor Flavio me dijo que hizo ese acuerdo con la señora. Por eso, preparé la habitación de cada uno por separado. El señor Flavio dormirá en la habitación principal y la señora Laly en la habitación de al lado.

—¡No me digas! ¡Vaya, vaya! ¡Estas si son buenas noticias! Flavio no deja de sorprenderme, todo digno de él. ¡Ja! por más que lo intente ese viejo decrépito, no podrá manejar a Flavio a su antojo. Será una parodia de matrimonio. ¿Sabes lo que eso significa para mí?

—¿Qué señorita?

—Beatrice por favor a tu edad ¿no entiendes? ¿Qué hombre puede pasar seis meses en abstinencia total? ¿No te parece que de vez en cuando su amiga Ámber tiene que ir en su rescate?

Y después de unas cuantas risas maliciosas, se fueron de allí, sin percatarse de la presencia de una persona que estaba detrás de la gruesa cortina donde minutos antes estaban paradas. Esa persona esperó un rato más y salió por el otro lado en dirección a Lorenzo.

—Abuelo, Laly y Flavio ya se van. Vamos a despedirlos –le dijo Lorenzo agitando la mano apenas lo vio

—No vamos despedirlos, nos vamos inmediatamente a casa

—¿Por qué? ¿Qué pasa?

—Laly niña tonta… ¿por qué aceptaste una tontería cómo esa?

—¿De qué hablas abuelo? No entiendo

—Vamos Lorenzo, tenemos que hablar, pero no aquí, pues puede haber cerca algunos enemigos

En la casa, el abuelo le contó a Lorenzo con lujo de detalles la conversación que había escuchado.                                (Mejores Novelas Románticas solo por amarasleer.com) 

—¿Y qué hacemos abuelo?

—Si duermen en habitaciones diferentes será difícil un acercamiento entre los dos, crear vínculos se hará más lento y seis meses pasan rápido. No disponemos de mucho tiempo

—A menos que…

—¿A menos qué Lorenzo?

—¡Umm! Que vayas esta misma noche a su casa y cambies la jugada

—¿Y qué haría, obligarlos a dormir juntos? ¿Y bajo qué pretexto puedo visitarlos a esta hora?

—Un viaje

—¿Un viaje?

—¿Recuerda los boletos que compraste para que viajemos después de la boda? Llévales eso como regalo de bodas

—Pero Flavio no querrá viajar. Me quito el nombre que será así

—No importa, esa es la excusa para poder entrar a su casa esta noche y resolver esta situación. Lo demás te lo dejo a ti

—¡Claro! ya se me está ocurriendo algo… ¡chico listo! ¡Ven para darte un abrazo!

—Entonces vamos abuelo, no hay tiempo que perder

—No, tú no irás

Lorenzo abrió los ojos como dos huevos fritos

—¿Por qué? ¡Yo di la idea!

—Y después te contaré los resultados, pero si queremos que esta idea funcione debo ir solo y a pie

—¿Q-Qué?  Es de madrugada abuelo ¿darás vuelta a la manzana por la calle principal a pie?

—Sé lo que hago hijo, sé lo que hago, y es solo un par de minutos a pie. Deja el resto en mis manos. Confía en mí

De vuelta al presente y sentado en ese cómodo sillón, Gian Marco agregó:

—Seguramente Laly no va a querer ir sin su esposo. ¿Qué clase de luna de miel sería? ¿Y se imaginan el cotilleo de las personas al enterarse? No importa, que se pierdan los boletos

Flavio cruzó miradas con Laly en ese momento, pues el abuelo lucía una condición lamentable.                                  (Mejores Novelas Románticas solo por amarasleer.com) 

—No se preocupen por este viejo, estaba tan emocionado en darles esta sorpresa, que no tomé en cuenta sus decisiones y la sorpresa me lo llevé yo

—Abuelo, pero… ¿y el dinero? -preguntó Laly

—No pongas esa cara hija, el dinero es solo dinero. Estoy tan feliz de tenerlos, de verlos instalados en su casa como un matrimonio. Por cierto Laly, no había tenido oportunidad de observar bien la casa después que la decoraste. Días atrás vine brevemente a conversar con Flavio, pero no me quedé mucho tiempo. Está muy muy bonita

—Gracias abuelo

—¿Arriba están las habitaciones? –dijo Gian Marco señalando las escaleras- me gustaría ver cómo decoraste la habitación principal

En ese momento Laly y Flavio se dieron una mirada furtiva y el abuelo los pilló. Es como si estuvieran diciendo: “que el abuelo no descubra que dormiremos en habitaciones separadas”.                                                                  (Mejores Novelas Románticas solo por amarasleer.com)

—No está totalmente arreglada abuelo-acotó apresuradamente Flavio

—¿Ah no? ¡Qué extraño! Laly me mencionó que todo estaba muy bien organizado

—Sí abuelo, sí lo está pero, pero –Laly buscando ideas mientras Flavio le pedía con la mirada que respondiera algo rápido- lo que pasa es que la señora Beatrice no supo acomodar bien las pertenencias de cada quién y por eso está un poquito desorganizado, es… ese pequeño detalle

—Entonces no hay problema, solo deseo ver los arreglos que hiciste en cada habitación

—Pues… está bien, entonces subamos abuelo, no hay problema

Después de esa respuesta de Laly, los dos subieron seguido por Gian Marco quien los seguía observando detenidamente.

—Esta es la habitación principal, por los momentos contiene solo las pertenencias de Flavio, después mudaré las mías

—Claro hija, claro, pero… esto no fue un pequeño error de parte de la señora Beatrice: es un grave error. ¿Por qué se le ocurre pensar que un matrimonio de recién casados dormiría en habitaciones separadas, y además, ventilar algo así?

—¿Ventilar? ¿A qué te refieres con ventilar? -preguntó Flavio extrañado

—¡Oh! Fue algo que escuché casualmente, una conversación de Beatrice y tu amiga Ámber. Debes ser más cuidadoso Flavio, pues, aunque parezca una tontería, si llegan a oídos de tus otros socios pensarán que este matrimonio es una farsa. Pero por supuesto sé que la señora Beatrice te entendió mal las instrucciones, ¿no es así?

—¿Q-qué escuchaste?                           

—Que le diste instrucciones de que arreglara las habitaciones de cada uno por separado, pues no compartirían la misma habitación. No creo que estas fueron tus instrucciones ¿cierto?

Flavio se incomodó. Jamás antes se le había filtrado algún detalle de sus planes. Esto fue una indiscreción de parte de Beatrice que no podía pasar por alto. ¿En qué estaba pensando al decírselo a Ámber? ¿Cómo podría ahora seguir con el mismo plan si ya era del dominio del abuelo?                                                       (Mejores Novelas Románticas solo por amarasleer.com)

—Bueno, en fin, cuesta conseguir buenos y leales trabajadores en estos días, ¿verdad? ¿Vemos las otras habitaciones?

—¡Oh sí abuelo! -respondió Laly sintiendo la incomodidad en el ambiente- por aquí

Laly condujo al abuelo a las otras dos habitaciones, quedándose un rato en cada uno, comentando detalles de la decoración y de los muebles. Después de un buen rato, el abuelo mencionó:

—¡Ah! ¡Ya se hizo tarde! Es hora que me vaya, ustedes querrán descansar un poco antes de que amanezca. Yo me iré caminando poco a poco, así que es mejor que me ponga en marcha

—¿Se va a pie? ¿Se vino caminando?

—Sí hija, yo no manejo de noche. Y no quise molestar a Lorenzo. Salí tan emocionado que ni siquiera pude esperar a que Lorenzo me trajera. Pero no se molesten en llevarme en su noche de bodas. No lo aceptaré. Es un rotundo no

Laly miró al abuelo con una cara lamentable y después de pensarlo brevemente, llamó a Flavio a la habitación principal.

—¿Abuelo, nos das un momento? ¿No le importa si lo dejamos solo por unos minutos?

—No hijos, vayan, vayan

Y acto seguido, Laly empujó a Flavio a la habitación. Después de cerrar la puerta expresó:

—No podemos dejar ir al abuelo a pie. Es mejor que se quede por esta noche. Rechazamos su regalo ¿y tampoco le mostraremos hospitalidad?

—Tampoco pensaba dejarlo ir así, pienso llevarlo

—No aceptará. De todas maneras, ya sospecha que pretendíamos dormir en habitaciones separadas. Por cierto, me pediste que nuestro acuerdo fuera ultra secreto, que no lo podía decir ni siquiera a Lía, pero tú si le dijiste a Beatrice y a tu queridísima Ámber

—Fue un error, lo reconozco. Se lo dije a Beatrice porque ella como trabajará aquí evidentemente se daría cuenta que no compartimos habitación, pero no pensé que sería tan indiscreta. Es la primera vez que sucede algo así

—¿Estás seguro?

—¿A qué te refieres?

—Si le resultó tan fácil y natural comentárselo a Ámber, quizás no sea la primera vez que le comente sobre tus asuntos. En la boda noté cierta intimidad entre ellas

—¿Lo crees así?

—Sí, y además creo que, en esta casa, seré la única en desventaja, viviendo con el enemigo y su secuaz, pero sé cómo cuidarme la espalda, no te preocupes

—Laly qué dices…

—Y con respecto al abuelo ¿no te parece mejor que se quede y así disipamos su sospecha?

—Es cierto, estoy de acuerdo

Tras salir Laly, Flavio se quedó pensando en que quizás Ámber podría estar realizando sus propias maniobras y utilizar a Beatrice para obtener  beneficios, y hasta ese punto, Flavio no lo pensaba permitir. Cambiaría las reglas del juego, para que las cosas quedaran bajo su control.

—¡No hija! ¿Cómo crees que me voy a quedar aquí? ¿Además quizás Flavio no esté de acuerdo con eso?

—Te quedarás abuelo, ya Flavio y yo lo hablamos y no es ninguna molestia. Te quedas en una de las habitaciones de huéspedes. Y mañana desayunas con nosotros antes de irte. ¿Verdad chiquillo?

—Sí abuelo – apuntó Flavio que estaba saliendo de la habitación- lo único es que no tengo ropa de dormir que le sirva, pero por todo lo demás la habitación es confortable

—Está bien, si es así, entonces entraré a descansar. ¿Es esta la habitación? Laly ¿no sacarás de allí algunas de tus pertenencias?

—¡Ah!, sí, sí, sacaré algunas de mis cosas y le traeré algo de ropa para dormir

Una hora después…

Laly estaba bañada, en pijama, compartiendo la habitación con Flavio. Mientras él se duchaba, se apresuró a enterrarse debajo de una cobija gruesa para que él no la viera. Sinceramente ella hubiese preferido el plan original de habitaciones separadas, pero las cosas habían resultado distintas. Hace unos minutos Flavio le mencionó que, debido al error de Beatrice, desde ese día dormirían en la misma habitación. Así su matrimonio parecería real, incluso para Beatrice y Ámber.

Y, aunque la idea de dormir en la misma habitación que Flavio la ponía nerviosa, después pensó que podría resultar mejor, y así cumplir bien su papel de Sherezade, “así puedo tratar mejor a mi paciente” -pensó con una sonrisita maliciosa.                          (Mejores Novelas Románticas solo por amarasleer.com)

—De todas maneras, él puede dormir en el sofá

—¿Tienes la costumbre de hablar sola? -preguntó Flavio saliendo del baño

En ese momento Laly lo vio: era un espectáculo para la vista. Aunque estaba vestido, tenía el camisón desabrochado lo que dejaba ver su musculoso pecho, ligeramente mojado, y sus bien definidos brazos. Ese hombre ya se veía hermoso con solo respirar, sin ningún esfuerzo. Pero verlo ahora, en ese estado, con su cabello húmedo y despeinado que acentuaba sus rasgos, el corazón de Laly se aceleró.

—¿Te quedaste muda?

—No, no, solo estaba diciendo que podrías dormir en el sofá

—¿En el sofá? Ni en tus mejores sueños ¿olvidaste que mencioné que me gustan las camas espaciosas? No pensarás que durante 6 meses dormiré en ese estrecho sofá

—Pero… ¿y yo?

—Hay suficiente espacio para los dos. Si no estás de acuerdo, duerme tú en el sofá

—¿Dónde está tu caballerosidad? Escogiste la habitación principal y ahora me quieres mandar al sofá

—No te quiero mandar al sofá. La cama es amplia. Si te apetece podemos compartirlo, si no, ahí tienes el sofá. Igualdad de géneros

—No quiero el sofá, duermo muy mal, me muevo mucho y me puedo caer si me acuesto en el sofá

—Entonces tienes la opción de la cama

—¡Eres terrible!

—Es una de mis características más encantadores-dijo conteniendo una cínica sonrisa

—Bueno, no cruces la línea -dijo Laly mientras hacía un muro de almohadas- ¿Ves esta muralla? Representa la línea divisoria, que ninguno de los dos puede traspasar

Flavio la miró divertido. Si algo le gustaba a él era precisamente los desafíos, y ella estaba provocando esa parte instintiva en él.

—¿Y qué si lo  traspaso? -dijo acercándose a ella y poniéndose encima

—Es-es por tu bien. Acabo de decir que duermo horrible. Si no cruzo no te molestaré. Y tú tampoco deberías cruzarlo para, pues, para no…

—Tranquila, no tartamudees tanto no soy un depredador. O por lo menos tú no inspiras esos instintos en mí

—¡Eres un imbécil! -dijo Laly volteando y cubriéndose completa

Flavio sonrió con satisfacción. Desde la conversación en el auto había querido provocarla, quería de alguna manera fastidiarla, sacarla de quicio, para sacarse la espina que sentía en el corazón por la forma en que le respondió. Sin embargo, al mismo tiempo, eso lo tenía perplejo. No sabía porque ese asunto lo tenía tan molesto.

Al cabo de un rato ella dormía plácidamente, se escuchaba su respiración un poco más profunda. Sin pensarlo, actuando más por un impulso instintivo, Flavio descubrió su cara de la manta y empezó a acariciarle la mejilla. Empezó a observar sus facciones, sus largas pestañas y su clavícula. Pasó el pulgar por allí y se detuvo. Sabía que si seguía podía ser un viaje sin retorno y no quería perder sus sentidos y su característico autocontrol.

Sin embargo, a los pocos minutos y en un ataque de travesura, quitó las almohadas para ver el resultado, como si fuera una gran hazaña. Se acostó lentamente al lado de ella y la siguió contemplando.

—“No sé por qué, pero al verte dormir se produce un sentimiento dentro de mí parecido a cuando uno ve un animalito indefenso o un bebé” -se rio ante semejante idea, de imaginarla como una conejita diminuta- “¿cómo se llamará ese sentimiento? ¿Será ternura? ¿Y, sabes lo peor Laly? No me parece tan malo sentirlo”

En ese momento Laly empezó a moverse, primero se puso en posición fetal, para luego volver a estirarse y tirar un brazo para un lado y la pierna para el otro.

—“¡En realidad sí que duermes mal! Creo que vamos a tener que acomodarte mejor de esta manera y hacer una llave para inmovilizarte, pues si sigues así, no me dejarás dormir en estas pocas horas que quedan”

Flavio la enrolló entre sus brazos y la inmovilizó, y como si fuera lo más natural, Laly se acomodó en su pecho y se quedó quieta. Flavio pudo sentir su sutil perfume que le embriagó la nariz. Su perfume era muy diferente a los olores fuertes al que estaba acostumbrado al estar con Ámber. El perfume de Laly era sutil como una suave caricia. Y con ese toque de caricia Flavio fue quedándose dormido sin darse cuenta.

Y así transcurrió el primer día de la noche de bodas entre Sherezade y el sultán Shahriar, usando la misma analogía de Laly.

 

Eidly Liz

 

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2 respuestas a «Capítulo XVIII: ¿Y si mi corazón sangra…?»

  1. Avatar de María de Moreno
    María de Moreno

    Bello episodio, felicidades al abuelo, por su suspicacia. Excelente capítulo

    1. Avatar de Eidly
      Eidly

      😀 Trabajamos con mucho cariño en todas nuestras publicaciones. Te invitamos también leer los demás contenidos en la categoría De Interés

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