¡Tu carrito está actualmente vacío!

Capítulo XIV: La Boda
Laly estaba en una habitación de hotel dándose los últimos toques. Tenía el corazón envuelto en una gasa fina, sosteniéndolo en sus manos mientras miraba como latía. Se había atrevido a tener ilusiones, esperanza, y soñar nuevamente. Estaba invirtiendo mucho; solo esperaba no arrepentirse después.
Lía entró: su amiga incondicional. Laly la quería por ser auténtica, genuina y estar siempre para ella en lo que fuera y la hora que fuera. Para Laly, Lía era la mujer más hermosa del mundo. Admiraba sus hermosos ojos aceitunas que le hacían juego con su tez blanca y cabello marrón rojizo. (Novela Matrimonio arreglado amarasleer.com)
Y allí la encontró Lía, sentada en esa posición con las manos juntas como sosteniendo algo, con la mente viajando a un lugar solo conocido por ella, a miles de kilómetros del lugar donde estaba su cuerpo. Estaba allí, meditando, con su propio coloquio interno, lo que le confería una sensación de misterio.
—Despierta de tu sueño encanto, ya va a ser la hora
—¡Lía estás hermosa!
—No más que tú; déjame verte… bella ¡simplemente hermosa! Quedaste perfecta, ven terminemos los últimos retoques. Ya es hora de irnos
Horas después, ya en la recepción…
Todos los invitados hablaban de lo bonito de la ceremonia, de las sentidas palabras de Laly al decir sus votos, de lo hermosa que estaba y de lo acogedor del lugar de recepción y lo impecable de la decoración. Flavio observaba todo aquello como si estuviera viéndolo a través de una gran pantalla, como si se tratara de una película en la que él fuera simplemente espectador y no el protagonista. Es que aún no creía que su actual estado civil fuese la de hombre casado. (Novela Matrimonio arreglado amarasleer.com)
Él, que hasta los momentos huía a los compromisos serios. Él, que jamás había proyectado en su futuro una familia y que en su vida y su corazón solo había lugar para sus proyectos… allí estaba, casado con Laly, el estilo de mujer que jamás había frecuentado en sus andanzas, la mujer a la que tiempo atrás no se le acercaría a preguntarle su nombre, la mujer con la que no había soñado, era en ese momento para su asombro no solo la señora de Stefanelli sino que también, la mujer que le estaba agradando un poco cada vez más.
Ese día en particular, cuando la vio por primera vez, emergió de su rostro hacia ella, la más hermosa sonrisa que terminó por ruborizar a Laly. Y lo más desconcertante, es que no paraba de sonreír cada vez que sus ojos tropezaban con las de ella.
—“¿Flavio cómo irás a hacer esas tres famosas pruebas si estás… doblegando?” –razonaba para sí mientras sus ojos no dejaba de perseguirla mientras ella saludaba, sonreía y hablaba con los invitados. Y es que Laly poseía la calidez, espontaneidad, pureza y bondad que brillaba por su ausencia en su sofisticado mundo. Se estaba dando cuenta del contraste. Es verdad, eran de dos mundos diferentes, pero hasta no conocer a Laly, jamás se hubiera percatado de las carencias del suyo propio.
Ámber se había dado cuenta de esos cambios sutiles que se estaban dando en Flavio: su tierna sonrisa hacia Laly, las furtivas miradas y ese algo extraño que se percibía entre los dos… una fuerza de atracción invisible. Ámber no estaba dispuesta a permitirlo. Así que, si la acostumbrada disciplina de Flavio no iba a su rescate, ella lo haría por él.
—Te felicito Flavio, finges muy bien para tranquilizar al viejo y ganarte la admiración de todos –le dijo ella llevándole una copa de champán y poniéndose cerca de él- por eso te he admirado siempre: terminas consiguiendo lo que quieres. Haces lo que sea para tener a todos en tu bolsillo
Flavio se sintió incomodó ante el comentario, pero no respondió. Aunque no precisaba la razón, él no estaba fingiendo. Era genuino en cada una de sus expresiones, miradas y sonrisas… no estaba fingiendo. Pero al mismo tiempo, las palabras de Ámber lo ayudaron a volver a su lado pragmático y no olvidar cuáles eran sus objetivos.
Al ver a Ámber parada al lado de Flavio y hablando con él, el estado de ánimo de Laly empezó a desmejorar. Para ella, Ámber era una adversaria de alto calibre con la cual según ella no podía competir.
—¿La viste Lía?
—Sí, la estoy viendo desde que llegó a la boda con un brasier de encaje y no una blusa. Tengo que reconocer que tengo mejores gustos para vestirme. Por cierto, ahora me pregunto ¿qué haces tú hablando conmigo aquí y no estás allá defendiendo lo tuyo?
—Pero obsérvala, es alta, delgada, de buen cuerpo, de gran atractivo físico, con clase, de figura proporcionada. Es una mujer que llama la atención. En definición es una mujer que todo le queda bien, con ese cuerpo de reloj de arena… es perfecta
—Yo simplemente veo que es una mujer al igual que tú e igual que yo. La única diferencia es que anda en brasier y todo en ella parece artificial y comprado, hasta el color del cabello. En cambio tú y yo, todo lo que tenemos es natural. Tu belleza es natural amiga. Al final, la gente se inclina más por lo natural. ¿O por qué elegiste un ramo de flores naturales y no artificiales?
—Sí es verdad, pero su estatura si es natural, es casi del tamaño de Flavio
—¡Qué va nena! Son los tacones
—Pero yo estoy con tacones y no le llego a ese nivel. Yo apenas mido 1,68, ella debe medir…
—¡Ya basta Laly! ¿Qué está pasando contigo? ¿No dijiste que ibas a asumir el papel de Sherezade? ¿Qué desde hoy empezarías el proceso de curación de tu Shahriar? ¿Lo piensas lograr con esa actitud?
—Es verdad amiga. Es verdad. ¡Deseo tanto ganarme el corazón de Flavio y poder ayudarlo!
—Deséalo tanto, tanto, tanto, pero tanto, que la vida no tenga más remedio que dártelo amiga, o en su defecto si la vida te lo niega arrebátaselo.
Laly soltó una carcajada ante la sugerencia de su amiga
—Gracias por estar siempre para mí –le dijo mientras la abrazaba y sonreían juntas- Ahí voy por mi Shahriar
Luego Laly se dirigió a donde estaban, con seguridad, con pasos firmes, con decisión. Sabía que Flavio no era para nada fácil y que su espíritu no se doblegaba con facilidad. Pero también sabía que hay muchas maneras de quebrar el espíritu, y de esos métodos Flavio sabía muy poco. Ese era una ventaja que ella tenía a favor. Al llegar les sonrió con sinceridad y naturalidad.
—¡Hola! Eres Ámber. La vez pasada tuvimos un encuentro breve por teléfono, disculpa si no me quedé más tiempo conversando. Con sinceridad pido disculpas por no saludarte y despedirme como era debido, eso no fue para nada atento de mi parte. ¿Me aceptas una disculpa?
—Bueno… yo…
Ámber no sabía exactamente qué decir, la tomó con la guardia baja. Estaba preparada para un conflicto, quizás una escena de celos, pero no esperaba… ¿disculpas? ¿Exactamente qué podía decir? Si se comportaba odiosa y mordaz quedaría mal delante de Flavio, lujo que no se podía permitir. (Novela Matrimonio arreglado amarasleer.com)
—¡Gracias! –le dijo Laly dispensándole una generosa sonrisa- Tomaré tu silencio como un sí. Y gracias por estar aquí. Flavio no tiene a nadie cercano más que a ti y a la señora Beatrice. Gracias por apoyarlo en este día tan importante.
—Y seguiré apoyándolo. Flavio y yo somos muy cercanos, tenemos un pasado sentimental que nos une, y además, somos socios en un proyecto comercial. Así que pasaremos mucho, pero mucho tiempo juntos para darle forma al proyecto… ¿no te molestará que…?
—¡No! Es parte del trabajo de Flavio y es parte de su mundo. Yo no pienso cambiarle su mundo, sino mejorarlo.
Ámber se sintió morir ante esa respuesta, así que la sonrisa que sacó a relucir le salió un poco forzada
—Por cierto chiquillo, necesito presentarte a algunas personas. Ven conmigo
—¿Cómo? ¿Cómo fue que me dijiste? -preguntó Flavio en un susurro acercando sus labios al oído de Laly, mientras aún estaba analizando la información anterior: “yo no pienso cambiarle su mundo, sino mejorarlo”. Hasta cierto punto le había gustado esa respuesta y la manera tan diplomática como había manejado a la insidiosa Ámber; se sorprendió gratamente.
—Ven, le dijo mientras lo agarraba por el brazo y entrelazaba sus dedos a los suyos
En ese momento le vinieron a Flavio fragmentos del sueño cuando eran niños y entrelazaron sus manos para caminar juntos de regreso a casa… y sencillamente se dejó llevar.
Ámber vio como Flavio se le iba como arena entre sus dedos y sin ella poder hacer nada para retenerlo. Sabía que no era el momento de actuar y no podía hacer nada aún… no todavía..
(Novela Matrimonio arreglado amarasleer.com)
Eidly Liz
Deja una respuesta