¡Tu carrito está actualmente vacío!

Novela con protagonista frío amarasleer.com
Capítulo VII: Un lugar al cual Volver
(Parte II)
En ese momento tocaron la puerta, y la señora Nicoletta de Ceccoli hizo acto de presencia. Les indicó que era la hora del almuerzo e invitó a Flavio a acompañarlos. Cuando vio que él estaba a punto de asomar una negativa, rápidamente le dijo que no aceptaría un “no” por respuesta. Pero aún así, dijo él:
—Siento mucho contradecirla, pero esta vez no podré quedarme.
—¡Imposible! –dijo Alessandro quien estaba llegando. Vamos muchacho, ya la mesa está servida, tu asiento te espera.
Y acto seguido le pasó un brazo por la espalda y lo condujo hacia el pequeño huerto familiar donde estaba una gran mesa rústica hecha de troncos de árboles, con sillas también hechas de tronco bajo la sombra de un arbusto de uvas que generosamente extendían sus ramas para dar sombra. Y allí estaba él, petrificado con el ceño levemente fruncido y sus ojos azul oscuro, más oscuro de lo normal.
Sentados a la mesa, Laly lo observaba de reojo, analizando cada uno de sus facciones y gestos. Indudablemente, ella de chica estaba enamorada de él. De hecho, por años lo había llamado en secreto “mi hermoso príncipe”, expresión que mencionaba solo delante de Lía. Pero en estos momentos, su “hermoso príncipe” distaba mucho del recuerdo de su infancia. Había perdido su calidez, esa ternura en su mirada y… su hermosa sonrisa. Era un hombre frío, distante y siempre con el ceño fruncido. Es como si todos sus sentimientos se hubieran enterrado con la muerte de su padre. Quizás tenía una herida abierta en el alma y era algo que no podía resolverse con una simple charla; requería dedicación, tiempo y paciencia, y Laly estaba pensando sinceramente ayudarlo, incluso si era necesario sacrificarse… ¿pero hasta qué grado?
Comieron juntos mientras Alessandro hablaba amigablemente. En realidad, era el único que hablaba, pues Nicoletta se había limitado a afirmar en algunos de sus comentarios, mientras que Flavio y Laly se habían dedicado a observarse de reojo e intercambiar miradas furtivas durante todo el tiempo que duró el almuerzo, almuerzo que fue una tortura para Flavio. Mientras Laly llevaba sus conversaciones internas, Flavio por su parte tenía las suyas propias. Se preguntaba qué pretendía en realidad esa chica y por qué había aceptado todo lo que le dijo de forma tan tácita y sumisa. Querer descubrir lo que pasaba por su mente y conocer sus verdaderas intenciones estaba amenazando su serenidad y estricto control.
Flavio comió poco, a pesar de la reiterada insistencia del señor Alessandro. Luego agradeció con cortesía y se levantó para irse cuando aparecieron como de la nada y sin previo aviso, un grupo de señoras que llegaron con mucho alboroto y risas, prodigándole besos, abrazos y pellizcos en la cara; Flavio sencillamente quería morirse. Ya San Marino estaba volteando su mundo, sacándolo de su zona de confort.
En particular, dos señoras no dejaban de verlo, tocarlo y abrazarlo como si fuera una curiosidad artística y hablándole en un idioma desconocido para él: que creció mucho, que cuando era chico hizo esto o aquello, o que le gustaba jugar a no sé qué cosa… en fin, solo habían logrado sacarle un molesto suspiro mientras ideaba un plan de escape. Mientras pensaba cómo salirse de aquel lugar, una de las señoras hizo un comentario que captó su interés.
—Alessandro Ceccoli lo tenías todo bien callado. Pero recuerda que este pueblo es pequeño… ¿cómo ibas a mantener oculto el regreso de Flavio y además, la propuesta de matrimonio para nuestra Laly?
—Y… ¿cómo supieron lo de la propuesta de matrimonio? –preguntó Laly sorprendida, pero al notar que Lía bajaba la mirada lo entendió todo. De hecho, Lía había llegado con el alboroto, pero hasta los momentos, se había mantenido rezagada detrás de las señoras.
Por otro lado, Flavio que estaba presente pero al mismo tiempo ausente, como si estuviera viendo una película de mala calidad en una pantalla de baja resolución, empezó a recordar, y en su mente empezó a desfilar una serie de imágenes abstractas.
—¿Tú? ¿Tú eres Laly Ceccoli? ¿Tu apellido es Ceccoli?-se acercó a preguntarle a Laly
—Sí, así es Laly Alessia Ceccoli… ¿por…?
—¡Chicas! Preparen café para las invitadas que llegaron y para Flavio –interrumpió Nicoletta-. Ven hijo, ven, sentémonos a charlar mientras esperamos el café.
Flavio tuvo una secuencia de imágenes confusas, hasta que volvió a recordar la conversación con su padre el día que le compró la revista: “¿por qué te interesa tanto que visitemos a los Ceccoli? ¿Qué intereses tienes allí? ¡Ay hijo mío! Tienes tan solo 14 años y ya hay una personita que te robó el corazón”
—”¡No puede ser!” –pensó Flavio- “¿Es ella? Ni siquiera le pregunté a mi abuelo, solo le pedí la dirección y me vine; pero cuando nos presentamos hace rato ni siquiera me presenté como debía, ni le pregunté su apellido. ¡Ella es Ceccoli! ¿Pero por qué no me acordé de ella en el momento en que la vi?”
Por otro lado en la cocina…
—¡Amigaa! ¡Ese hombre se ganó la lotería genética! –dijo Lía llevándose la mano a la boca para evitar que saliera un grito. Es alto, guapo, atlético, ese cuerpo…
—¿Queeé? ¿Qué te pasa? ¿Estás loca? –contestó Laly pero entre risas debido a las locuras de su amiga.
—¡Es que duele! ¡Duele ver alguien tan bello que nunca será para uno! Pero no me malinterpretes amiga. Me alegro por ti, que tu hermoso príncipe sea para ti, que se case contigo y estén juntos por fin. Y déjame decirte que no veo por ningún lado a ese gordito del cual me hablabas. ¡Me tuviste engañada todo ese tiempo!
—¡No amiga! Yo tampoco sé a dónde fue a parar el gordito. Me imaginó que creció y quizás los deportes o los ejercicios, lo ayudaron un poco, aunque antes no es que era muy gordo, sólo que aún no había desarrollado cuerpo de hombre. ¿Pero de qué me sirve? ¡Ojalá fuera tan lindo como antes aunque un poquito gordo!
—¿Qué pasó?
—Cuando te cuente como fue esa propuesta de matrimonio, me insultarás por aceptar. Creo que en una entrevista laboral con un entrevistador psicópata me hubieran tratado con más dignidad y sensibilidad que él.
—¿Tan terrible fue?
Laly asintió, le explicó algunas cosas a su amiga para luego agregar:
—Pero terminemos de llevar el café, nos están esperando. Quédate aquí esta noche para contarte todo los detalles. Además, me vendrá bien tu compañía, estoy con las baterías bajas.
—¿Estás triste?
—Triste, enojada, decepcionada, ni siquiera sé cómo me siento. Lo cierto es que… todo lo que me dijo hoy me dolió muchísimo, pero más duele el hecho de que no se acuerde de mí. Me había formado la ilusión de que al verme eso podría remover no sé qué en él… en fin… debo estar loca, porque a pesar de todo, algo aquí muy dentro de mí me dice que lo intente, que luche por él, que no me dé por vencida. (Novela con protagonista frío amarasleer.com)
En ese momento se acercó la señora Ceccoli a la cocina y las apresuró con el café.
Minutos más tarde…
Laly estaba con la bandeja sirviendo el café a cada uno de los presentes, y cuando llegó donde Flavio, en el momento que iba a dárselo, él estiró la mano y sus dedos tropezaron… y sucedió… un recorrido de electricidad, un pase de corriente que los dos sintieron al mismo tiempo e instintivamente se buscaron con la mirada, como diciéndose: “¿lo sentiste?”.
Después de eso, Laly totalmente ruborizada salió rápidamente de allí, pidiéndole a Lía que se encargara de recoger las tazas. Por otro lado, Flavio necesitaba aclarar su mente, sus dudas y… ¿quizás su corazón? Solo quería hablar con ella para entender qué había significado ella para él en el pasado. Pero Laly simplemente desapareció y se mantuvo fuera de su vista incluso hasta el momento de él despedirse. Como no encontraba la manera de solicitar hablar nuevamente con ella sin doblegar su orgullo (pues no quería dar la impresión de un novio enamorado) pidió el baño. Lía lo condujo nuevamente a la casa y le indicó dónde estaba. Mientras caminaba hacia el baño sus ojos empezaron a recorrer la casa buscando dónde posiblemente podría encontrarla.
Al salir del baño, se tropezaron en el pasillo. Sucedió porque Laly al no escuchar ninguna conversación, pensó que todos se habían ido. Así que decidió salir de su cueva (como cariñosamente nombraba su habitación) y al girar hacia el pasillo tropezó con él, o mejor dicho, cayó encima de él, quedando los dos frente a frente.
Eidly Liz
(Novela con protagonista frío amarasleer.com)
(Novela con protagonista frío amarasleer.com)
6 respuestas a «Capítulo VII: ¿Y si mi corazón sangra…?»
Me encanta, Gracias por tu trabajo
Buenísimo, ya quiero leer el próximo capítulo. Gracias 😄😄😄
¡Muchas gracias por tus comentarios! Si te ha gustado nuestro trabajo, por favor, no olvides seguirnos por nuestras redes sociales y recomendar nuestra página, pues tu apoyo ayudará a crecer nuestra comunidad.
Ummm quiero más detalles ☺️
¡Por supuesto! Todos los viernes por la noche habrá nuevos capítulos. También te invitamos a leer: “Los infieles deben morir…”
¡Nos alegra que te haya gustado!😉 Si te gusta nuestro trabajo apóyanos por nuestras redes sociales e invita a otros a disfrutar del contenido de este sitio.
Deja una respuesta