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Capítulo VI: Un lugar al cual Volver
(Parte I)
Así que allí estaba Flavio conduciendo de San Marino a Montegiardino. Ese día en la mañana, se levantó con un plan preconcebido: asustar a su futura esposa. Si el abuelo le iba a jugar sucio, pues él también lo haría. Echaría sus últimas cartas en ese juego y esperaría los resultados. (Novelas Románticas sin descargar)
Por supuesto, se había dicho que para alguien como él no era muy difícil lograrlo. Sólo tenía que ser implacablemente mordaz más de lo habitual. Estaba seguro que después de esa entrevista, esa mujer no lo aceptaría. De hecho, tan seguro estaba que llamó a Amber y le pidió que reconsiderara la propuesta de ser su esposa.
Pero las cosas no sucedieron como Flavio esperaba. A partir de ese momento, hubo un punto de viraje en la vida de Flavio: más nunca las cosas resultaron como él las planificaba. Flavio, estaba avanzando inexorablemente al derrumbe de todos sus muros, al levantamiento de todas sus capas… pero eso, sin él darse cuenta.
Llegó a la dirección que le dio su abuelo. Lo primero que sucedió al observar los alrededores, fue sentir punzadas en el corazón; punzadas que estaban sucediendo con más frecuencias en esos últimos días. Mientras más se adentraba a Montegiardino, más era la sensación de déjà vu, una sensación de un pasado familiar.
Cuando se acercó a la casa, sintió una inmensa nostalgia, pero luego, su lado menos sensible y más pragmático acudió en su auxilio. Él estaba allí para que Laly (quien quiera que fuera) no aceptara la propuesta de matrimonio y así no darle al abuelo la satisfacción de vencerlo. Él resultaría vencedor en el propio terreno de juegos de su abuelo.
Cuando el señor Alessandro le abrió la puerta, lo recibió con un efusivo abrazo, y Flavio se estaba dando por vencido con el tema de los abrazos. Para evitar esas situaciones embarazosas en el futuro, pensó ponerse un cartelito en el pecho que dijera “Soy alérgico a los abrazos” y sonrió ante semejante ocurrencia.
Alessandro le habló brevemente, pero Flavio se encontraba totalmente absorto en la casa y sus alrededores. Indiscutiblemente, todas esas sensaciones que estaba experimentando, le indicaban que había algo de esa casa ligado a su pasado, pero en ese momento no venía a su mente ninguna imagen en particular. Trataba de recordar, pero su mente no estaba dispuesta a colaborar. Después de una breve charla con el señor Alessandro, charla al cual prestó poca atención, lo siguió hasta el despacho de la casa y esperó a que la señorita de la casa, la mujer elegida por su abuelo, lo recibiera.
Para Flavio, el encuentro con Laly significaba en términos prácticos, una mesa de trabajo antes de realizar un acuerdo comercial. Le explicó en términos francos sus razones, sus condiciones, lo que esperaba y sobre todo los desafíos que tenía previstos para ella. No tenía intenciones que ella pudiera establecer sus condiciones. Jamás se molestó en saber sobre sus sentimientos, eso lo tenía sin cuidado. Ni siquiera la había mirado como a un ser humano. Por eso, cuando le preguntó: “¿Aún, aceptas ser mi esposa y casarte conmigo?”, una sonrisa de satisfacción se dibujó en sus labios al esperar escuchar una respuesta negativa que tan seguro estaba de recibir.
Pero en lugar de eso, lo que escuchó para su sorpresa fue: “Sí Flavio, me casaré contigo, seré tu esposa”. Eso lo dejó desarmado. No entendía qué había sucedido. Todo lo planificado había tenido un resultado totalmente opuesto. ¿Qué salió mal? ¿Acaso ella era aliada de su abuelo? ¿Lo estaban envolviendo en un complot? Se había dejado engañar por su aparente timidez, incluso creyó divisar cierto miedo hacia él, entonces ¿por qué aceptaba ser su esposa, estaba loca?
—Bien entonces, le comunicaré al abuelo la decisión que tomaste y por supuesto –le costó decirlo porque no salía de su asombro- en los próximos días estaremos en contacto para arreglar todo lo referente a la boda, previsto en un mes.
—¿Un mes?-preguntó Laly sorprendida
—Sí, así es. Esta mañana, el abuelo me dijo que quiere presentarme en la próxima reunión de la Junta Directiva que tendrá lugar en un mes, y para ese momento debemos estar casados. ¿No lo sabías?
Ella negó con la cabeza y en ese momento Flavio divisó un rayo de esperanza… quizás, quizás la premura podría hacerla retractarse.
—El matrimonio es un asunto serio –puntualizó- como habrás visto soy un hombre exigente, muchas veces tengo mal carácter y además no nos conocemos lo suficiente. Es muy poco tiempo para llegar a conocernos, así que… si te niegas lo entenderé y no me sentiré ofendido, y, creo que el abuelo tampoco.
—Como le dije antes acepto, seré tu esposa. Y no revoco mi respuesta.
Y esa respuesta desafiante encendió la chispa de rivalidad entre los dos.
Eidly Liz
(Novelas Románticas sin descargar)
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8 respuestas a «Capítulo VI: ¿Y si mi corazón sangra…?»
Esperaré con ansias la próxima entrega 😉😉. He disfrutado mucho de mi lectura, gracias
Nos alegra enterarnos de eso. Nos motiva a seguir realizando contenidos de calidad
Está muy bueno el argumento me gusta mucho, Gracias por subirla
Está muy bueno el argumento me gusta mucho, Gracias
¡Qué bueno! Esperamos que lo sigas disfrutando
Está muy buena me gusta mucho, Gracias
Detener la lectura de esta historia es un verdadero desafío. Me encanta! 😍
¡Qué bueno que te encante nuestro trabajo! Sigue disfrutando de esta historia todas las semanas y animando a otros a conocer nuestra página web
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