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Novelas con Protagonistas Fríos amarasleer.com
Capítulo V: Guerra Verbal
(Segundo Escenario)
—¡Flavio bienvenido hijo! -La voz de un hombre mayor acercándose interrumpió bruscamente los pensamientos de Flavio.
—¡Siento haberte hecho esperar! ¡Para verte! ¡Ponte de pie! Déjame verte y darte un abrazo muchacho… ¡pero si eres todo un hombre!
—Abuelo basta, basta por favor, no es personal, pero no me gustan los abrazos.
—Ya veo, ya veo. Siéntate muchacho, entonces hablemos un rato. ¿Esperaste mucho? ¿Deseas tomar algo?
—Por los momentos no, y tengo algo de prisa, así que prefiero ir directo al asunto que nos concierne.
—Bien, bien, siempre con prisa, sin tiempo siquiera para realizar una llamada. Si no fuera por Lorenzo que maneja eso de las redes sociales y te sigue por todas ellas, me hubiera olvidado hasta de tu cara, ja, ja ¿sabes? tu hermano es tu fan número uno, te admira mucho y está al tanto de todos tus movimientos.
Escuchar mencionar a Lorenzo puso a Flavio más tenso de lo que estaba, sacando a relucir una triste mueca en su cara.
—¿Y bien? Escucho-respondió secamente.
El abuelo le lanzó una mirada de escrutinio. No se explicaba qué había pasado exactamente con él, cómo había llegado a ese punto. Pero eso no iba a quedar así, lo recuperaría, recuperaría a su nieto. Lo haría por Carmina y por su hijo… aunque se le fueran los últimos años de vida en el intento. Abrió una gaveta y sacó de allí una carpeta y la tiró delante de él.
—Ese es mi testamento, deseo que lo leas. Allí está todo especificado. Todo lo que posee la familia Stefanelli en bienes, valores y acciones. Todo se los cedo a mis dos nietos en esta proporción 60% para ti Flavio y 40% para Lorenzo. Y podrán disponer de todo cumplidos 6 meses; no tienen que esperar a que yo muera para disfrutarlo. Tengo suficiente ahorrado en mi cuenta personal para disfrutar plácidamente de lo que me queda de vida. (Novelas con Protagonistas Fríos amarasleer.com)
—¿Por qué 6 meses?
—Porque es cuando Lorenzo cumplirá la mayoría de edad y podrá hacer uso de sus derechos sobre su herencia. Así que en 6 meses podrás disponer de tu herencia.
—Bien -respondió Flavio leyendo minuciosamente el documento, pero un tanto desconfiado, pues como hombre de negocios y por las conversaciones previas, sabía que había más implicado, algo sobre la presidencia y un supuesto matrimonio. Si no fuera así, hubiera sido innecesario que su abuelo le exigiera venir hasta San Marino.
—¿Qué dices a ello?
—Me parece bien, no tengo prisa, puedo esperar.
—Bien, eso es bueno. Sin embargo, para recibir lo que te corresponde debes cumplir con algunos requisitos.
—Es lo que esperaba escuchar, ¿cuáles son las condiciones?
—Debes estar al frente de la presidencia de la empresa durante esos seis meses o un poco más. Ya estoy cansado; a mi edad, no estoy para más trotes. Además, la presidencia necesita una bocanada de aire fresco y joven, una visión más moderna, otras estrategias, otras formas de manejar la empresa. Lorenzo es muy joven, ni siquiera ha cursado sus estudios universitarios. En cambio tú, ya diriges una editorial y he tenido buenos informes de ti. Quiero que implementes tu visión aquí.
—Me gustaría ayudar, pero no deseo vivir en San Marino, podría ir y venir.
—Eso es totalmente imposible. Nuestra sociedad abarca tres ramas: construcción, producción de vinos y quesos. Cuando estés aquí y veas la dinámica, entenderás que es clave vivir en San Marino. Y tú mejor que nadie, debes saber que ningún negocio es exitoso manejándolo a control remoto.
—Bueno, podría asumir la presidencia durante seis meses para ver cómo marchan las cosas y dejar unas buenas bases, después podría pensar en manejarlo a distancia.
—Podría ser. Pero para asumir la presidencia debes cumplir un requisito previo: debes estar casado. El cargo de la presidencia y ese requisito están íntimamente ligados.
—Respecto a eso, si es tan necesario que esté casado, tengo una amiga, llevamos un año conociéndonos y…
—Ya analizamos ese asunto y Amber no encaja en el perfil que buscamos.
Flavio se quedó perplejo ¿cómo sabía de Amber? ¿Analizamos? ¿Quiénes?
—¿Cómo sabes de Amber? Cuando dices analizamos ¿a quiénes te refieres?
—Pues yo también hago mi tarea –contestó el abuelo con una sonrisa picarona- el hecho de que te empeñas en mantenerte distanciado de mí no significa que yo no sepa nada de ti. Como te dije, he recibido buenos informes sobre ti, de lo brillante que eres en el campo profesional, pero no se puede decir lo mismo en el plano sentimental, no tienes buen criterio, al igual que tu padre.
Flavio se estresó más; ya eran muchas cosas: estar en San Marino, el recuerdo de ese momento íntimo con su padre, escuchar hablar de Lorenzo y ahora… ¿esto? “en el plano sentimental, no tienes buen criterio, al igual que tu padre”. En su mente pasaron ráfagas de imágenes de su madre, pero ninguna de las imágenes le transmitía calidez, cariño y mucho menos paz. Sintió endurecerse más su corazón, mientras que una desagradable sensación que no lograba explicar lo estaba envolviendo. (Novelas con Protagonistas Fríos amarasleer.com)
—No tienes derecho a decidir sobre mi vida y menos en un plano tan personal. Y me parece de muy mal gusto hurgar en mi privacidad.
El abuelo no dijo nada, estaba preparado para este contraataque y sabía que la mejor arma era el silencio. No refutar todos los argumentos, era la mejor opción. Así que como si no hubiera escuchado lo anterior, siguió hablando sin inmutarse.
—Puede que Amber sea bonita, inteligente y sea profesional, pero no encaja en los intereses de esta empresa. En poco tiempo esa mujer lo trastornaría todo.
—Así que tú y tu club de abuelos deciden con quién debo o no casarme… ¡qué absurdo!
—La elección de tu futura esposa también está ligada al futuro de la empresa.
—Pues no estoy de acuerdo con esta condición.
—Contéstame solo dos preguntas: ¿Amber y tú están comprometidos?
—No, aún no, pero tenemos una relación.
—¿La amas?
La pregunta dejó pensativo a Flavio… ¿amor? Amber le había hecho la misma pregunta días atrás. ¿Por qué presentía que sea lo que fuera que había en su interior, no era precisamente amor lo que sentía por Amber? ¿Es que el amor era tan importante para un matrimonio? ¿Sería que él estaba inhabilitado para esa clase de sentimiento? Y sin embargo, en lo más profundo de su ser estaba seguro que lo había experimentado alguna vez en su vida. Recordó las palabras de su padre: “Tienes tan sólo 14 años y ya hay una personita que te robó el corazón”. (Novelas con Protagonistas Fríos amarasleer.com)
—¿Lo ves? Tu silencio es la respuesta. Así que si no amas a Amber ¿no da lo mismo que te cases con la que he elegido para ti?
—No, no es igual. No me gusta que controlen mi vida. Además, no tienes derecho a imponerme esas condiciones para recibir lo que por derecho me corresponde. Si soy tu nieto, la herencia de mi padre me corresponde.
—¡Justamente quería escucharte decir eso! Hablas con mucha arrogancia y exiges tus derechos cuando tú mismo te has mantenido en exilio voluntario durante todos estos años. ¿Y tus deberes? ¿Ahora resulta que eres mi nieto? ¿Puedo estar realmente seguro de ello? ¿Con qué derechos exiges tu herencia? ¿Dónde has estado en todos estos años? ¿Estuviste presente cuando tu abuela Carmina con su último aliento de vida, clamaba por verte?
Flavio sintió que se le prensaba el corazón, lo cual lo hizo sentir un poco incómodo y… ¿avergonzado?… tal vez. Recordó la llamada que recibió cuando hospitalizaron a su abuela. El abuelo le pidió que viniera de inmediato a San Marino.
—No, no pude en ese momento. Y después, cuando me enteré que la abuela ya había fallecido, ¿qué sentido tenía ese viaje?
—Pero te avisé con suficiente tiempo. La abuela estuvo dos semanas en el hospital. Si hubieras querido -al abuelo se le quebró la voz- en fin, suponiendo que el tiempo no estuvo a favor para ver a tu abuela en su lecho de muerte y no dio tiempo de estar con ella en sus últimas horas de vida, al menos venir aquí, acompañar a tu familia, acompañarme a mí, hubiera servido de mucho. ¿Qué clase de ser humano eres Flavio?
—Bien, comprendo; estoy totalmente de acuerdo de que no merezco nada y no estoy en derecho de reclamar nada. Si es su manera de resarcirse por la muerte de la abuela o por cómo me he comportado durante todos estos años, está bien. Nunca he aspirado a mi herencia, ni lo haré.
—Entonces ¿significa que renuncias a tu herencia?
—No renuncio porque quiera. Pero si para obtener lo que es mío por derecho, debo someterme a unas absurdas exigencias, entonces, no deseo nada de esta manera.
—Bien entonces, es lo que quería escuchar –dijo el abuelo doblando su silla hacia atrás mientras miraba un mensaje que le acababa de llegar al celular- de esta manera resulta más fácil. Puedo modificar el testamento para que todo, absolutamente todo le quede a Lorenzo.
—¡No puedes hacerlo!
—¡Oh sí que puedo! –dijo Gian Marco inclinándose hacia adelante- y para que todo sea transparente, haré pasar a Lorenzo y a mi abogado que están afuera esperando. Puedes decirles que no aceptas las condiciones.
Y acto seguido comunicó por teléfono a la secretaria que los hiciera pasar. En menos de un minuto estaban entrando un hombre gordo y algo calvo (que Flavio imaginó que era el abogado) y un joven buen mozo, aún con cara de niño.
Cuando Flavio hizo contacto visual con él, y sin entender totalmente la razón, sintió varios dardos clavándose en su corazón. Flavio siempre había sentido un fuerte rechazo hacia ese niño. No soportó ver a su madre embarazada y jamás fue a conocerlo cuando nació. Lo conoció cuando murió su madre, ese fue el primer encuentro, y el día de hoy era el segundo.
Lorenzo muy efusivo se acercó a él para abrazarlo, pero Flavio lo detuvo. En ese momento pudo detallarlo mejor: aunque el tono de su cabello era castaño, físicamente eran parecidos, indudablemente eran hermanos, pues la misma forma de los ojos, el mismo color azul oscuro, pestañas y cejas iguales, delataban su parentesco; hasta algunos gestos eran similares. Se sorprendió ante ese descubrimiento.
—Hermano estoy emocionado –dijo Lorenzo con los ojos húmedos- ¡por fin estás aquí! El abuelo me dijo que te quedarás en San Marino. Siempre he querido tener un hermano mayor, bueno lo tengo, bueno lo que pretendo decir es que al fin pude conocerte, no es que no te conozca, pero…
Lorenzo estaba hecho un mar de nervios, tartamudeaba, le temblaban las manos de la emoción, repetía las mismas palabras, y hablaba, hablaba y hablaba muchísimo.
Hace algunos años…
—¿Papá y cómo puedo decirle a ella lo que siento? –preguntó Flavio aún parado en el puesto de revistas- somos buenos amigos, pero cada vez que estoy con ella me pongo nervioso, me sudan las manos, tartamudeo, repito los mismo una y otra vez y hablo mucho, mucho, sin control…
—Escríbele una carta, un poema o una canción, expresando tus sentimientos.
—¿Una carta?
—Sí, en la que le expresas todo lo que sientes por ella; vierte tu corazón en un papel. Deja que el papel y la pluma exprese lo que tu amor en silencio no le pueda decir.
Fin del flashback
Y ahí estaba Flavio observando a su hermano, recordándole que él mismo se había comportado de manera parecida, ¿por quién? Pero, eso no era lo importante ahora. Lo importante es que toda la parte que le correspondía por derecho quedaría en manos de Lorenzo, solo por no aceptar unos estúpidos requisitos, no, no era justo, y sus innatos sentimientos competitivos nada nobles empezaron a aflorar.
—Siéntate Lorenzo –dijo el abuelo- y déjate ya de tanta cháchara. Obviamente tu hermano es un témpano de hielo. Nació y creció en el Polo Norte, aunque creo que decir eso es una ofensa para esas cálidas personas que viven allí. Bien, estoy por reformar mi testamento, pues expuse mis términos y el señor Flavio después de entenderlos no está de acuerdo con los mismos. Para zanjar cualquier malentendido posterior, volveré a plantear lo que conversamos en presencia de ustedes dos, quienes en calidad de testigos, escucharán su respuesta.
Sin embargo, en ese momento, Flavio ya no estaba escuchando; su mirada y atención estaba puesto en Lorenzo, en ese niño, por el cual sentía un fuerte rechazo. En su mente venían fracciones de imágenes confusas: su padre gritándole a su madre que no reconocería como suyo ese embarazo. El recuerdo fue fugaz y no precisaba si era un recuerdo real o imaginario. Pero ¿y si lo era? Entonces ¿por qué todo tendría que quedarle a él? ¿Y si Lorenzo no fuera el hijo de…? ¿Acaso no importaban los años de trabajo de su padre invertidos en esta empresa? ¿Por qué le debería quedar a Lorenzo?
—Y bien ¿qué contestas a eso?
—¿A qué? –respondió Flavio mientras recobraba la compostura.
—¿Estabas distraído? A la pregunta que te acabo de plantear. Necesito que le hagas saber al abogado la decisión que tomaste.
—La mujer que elegiste… ¿ya lo sabe? –preguntó Flavio repentinamente.
El abuelo sonrió mordazmente, al darse cuenta que ya estaba mordiendo el anzuelo, solo había que ser paciente. (Novelas con Protagonistas Fríos amarasleer.com)
—Sí, he hablado con ella.
—¿Y qué opina ella?
—Casualmente, acaba de mandar su respuesta. Dice que está dispuesta a conversar contigo. Sólo tienes que ir a hablar con ella y proponerle matrimonio.
—¿Y si dice que no a mi propuesta?
—Bueno, en ese caso no la podemos obligar; quedarías libre de ese compromiso y yo tendría que evaluar otras opciones.
Flavio sintió cierto gusto malicioso, pues su mente ya estaba planeando como desilusionar a esa mujer para que ella misma rechazara la propuesta de matrimonio. Para él sería pan comido.
—Bien entonces –dijo Flavio poniéndose de pie- mándame la dirección de su casa, iré a hablar con ella. Dígale que mañana estaré allí. Ahora me retiro.
Dicho eso se marchó. El abuelo sonrió de forma amplia. Sabía que había retado a su nieto a duelo y esta vez, en ese primer asalto, había salido vencedor; solo tocaba esperar lo que el futuro les deparaba.
Ese mismo día, también Laly se había batido a duelo con las “chifladas” como les decía Lía. Ella no estaba muy segura que había salido victoriosa, pero al menos sí bien parada ante ellas. Luego sonó un mensaje de su celular y el corazón le dio un vuelco al leer la respuesta del abuelo: “prepárate, Flavio estará en tu casa mañana”.
Eidly Liz
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2 respuestas a «Capítulo V: ¿Y si mi corazón sangra…?»
Gracias por tu trabajo, me entretiene bastante y me ayuda a pasar un agradable momento con cada narración
Gracias por disfrutar nuestro trabajo, lo hacemos con todo el cariño para nuestros lectores; ustedes son la parte más importante de esta comunidad, trabajamos por y para ti.
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